Luis López Anguita
Secretario Comarcal del PCPV-PCE Vega Baja
En estos días, aparte del fútbol y la Eurocopa, está en boca de todo el mundo (menos del presidente del Gobierno) la fatídica palabra crisis. Esta palabra tiene varias connotaciones y uno se pierde cuando le hablan de crisis. ¿A qué crisis se refieren? ¿A la crisis económica que estamos sufriendo en el conjunto de la nación, y que viene precedida por en encarecimiento del petróleo y otras materias primas a nivel mundial, y que a su vez se ve aumentada en nuestro país por la denominada «crisis del ladrillo»?
La «crisis del ladrillo», consecuencia de la mala gestión de nuestros gobernantes, su afán especulador y avaricia, y por la que ahora ya no nos dicen eso de «ustedes endéudense, que las casas nunca bajarán y siempre serán mas ricos». Bueno, pues ahora, aparte de bajar y no poder hacer frente a las sucesivas subidas del Euribor; los ciudadanos no pueden vender, pues no hay demanda, y los bancos han dejado de conceder créditos alegremente. Tanto la construcción como el turismo son los pilares de nuestra maltrecha y débil economía (cada uno de ellos representa más o menos el 12% de nuestro PIB), eso en el conjunto del país, pero es más del doble si lo contextualizamos en Torrevieja. Y aquí, en nuestro pueblo, sí que tenemos variadas crisis. Mientras llaman a la austeridad presupuestaria, este Ayuntamiento continúa suma y sigue con el endeudamiento público. Ya van más de 100 millones de euros. Aconsejan los liberales a los torrevejenses que no se preocupen, que nuestro concejal de Hacienda seguro que saca buenas condiciones en los préstamos (él tiene buena «compatibilidad» con los bancos), y puede incluso que fiscalice las cuentas que desde el año 2003 el Ayuntamiento tiene olvidadas. También tenemos la «crisis de la cultura», que ha sido secuestrada en este municipio, y ni está ni se la espera, salvo los 60 millones de pesetas del Premio de Novela. Además, sufrimos una «crisis democrática», pues se sustrae el debate democrático y los asuntos que verdaderamente importan no pasan por el Pleno, sino que van a Junta de Gobierno o quién sabe dónde. Tampoco nos libramos de la «crisis judicial»: mientras nuestras policías, jueces y fiscales luchan por desenmascarar la corrupción, algunos imputados buscan el aforamiento en las Cortes. También tenemos crisis en el PSOE local, con su ejecutiva por un lado y 6 de sus 7 concejales por el contrario. Y, conectada con ésta, tenemos la mayor crisis de todas, la que sufre el sr. Albaladejo Martínez; bueno, en realidad no sé si es una sucesión de pequeñas crisis o una enorme. Cuando entra en una de ellas, lo mismo se erige portavoz de su grupo municipal y empieza a lanzar improperios indignos de un representante público, que, aprovechando que las distintas facciones del PSOE local están afiliando gente de cara a su próximo congreso, él se ha debido de afiliar, porque si no, no se entiende quién es él para pedir la dimisión de un responsable político ajeno a su partido, y que no ocupa ningún cargo público que se sepa. La primera de las crisis, la económica, la superaremos con el esfuerzo conjunto de todas las partes y el reparto justo y progresivo de los daños. Pero, sr. Albaladejo, la suya, su crisis, tiene peor solución, y menos si sigue negándose a pasar por un especialista, y sigue automedicándose el ego haciendo caso al primer «mancebo de botica» que pasa por su lado. Sr. Albaladejo, no sólo los trajes le quedan grandes, también su cargo.
Amigo Anguita, muchas gracias.