La violencia de género

Los medios de comunicación, tanto escritos como televisivos, no dejan de comunicar la violencia de género que se está dando en nuestro país. A día de hoy, en el que estoy escribiendo este artículo, ya se han contabilizado 53 asesinatos de mujeres, unas que habían denunciado los malos tratos de sus parejas y otras que no, por temor a las represalias de estos hombres, a los que su mentalidad machista los hace inhumanos y carentes de otros sentimientos que no sean el odio y tomarse la justicia por su mano, creyendo que tienen el derecho de posesión y, por lo tanto, de ejecución.
Es evidente que la Ley de Género no está dando los resultados positivos que se esperaban de ella, por lo que yo creo que debe ser modificada y hecha mucho más efectiva que actualmente. Hoy, en nuestra sociedad, carente de espiritualidad, se puede echar en falta la «caridad» o «amor» y la «esperanza», pues parece ser que en las relaciones de pareja prevalece más el sexo que los sentimientos. Todo esto lo podemos apreciar en los medios de comunicación, sobre todo, en los de Mediaset, por ejemplo en los programas de MHYV, Gran Hermano Vip, donde se aprecia que lo que más interesa entre los personajes que en ellos intervienen es el aspecto personal y las relaciones sexuales. Por ejemplo: Un interviniente en uno de estos programas tuvo relaciones amistosas y pasadas de tono con otra persona del programa, estando este mismo señor comprometido con una muchacha que no estaba en la trama del mismo, y, cuando fue expulsado, el comentarista le preguntó que a cuál de las dos señoritas prefería, siendo su respuesta: «Me atrae más fulanita sexualmente que la otra». Como ven, no dijo quiero y amo a esta señorita, sino que sexualmente una le atraía más que la otra.
Todo esto es caldo de cultivo para los divorcios y separaciones de parejas, pues sólo se busca lo espléndido, lo espectacular momentáneamente, pues, en cuanto llega la rutina, buscamos otras alternativas que nos llamen más la atención, sin preocuparnos de la persona que abandonamos, el daño que se les hace a los posibles hijos, a no pasar las pensiones correspondientes y crearse una vida entre demandas judiciales y problemas de género que conllevan todos estos aspectos.
Hemos llegado a un extremo que, buscando lo bello, nos equivocamos de concepto, pues lo bello no está en lo externo, sino en el interior de las personas, en su corazón, he aquí el error de muchos jóvenes al contraer matrimonio, pues, de dos a seis meses, éste ya se ha roto sin remedio.
Cuando yo conocí a mi esposa, durante un viaje allá por el año 1967 (siglo XX), ambos nos vimos atraídos rápidamente y estuvimos, lo que antes se llamaba festeando, hasta que ambos descubrimos la belleza interior de cada uno y nos dimos cuenta de que ya no podíamos vivir el uno sin el otro, como dice Jesús; «el hombre y la mujer se unirán en matrimonio y formarán una sola carne». El próximo año cumpliremos 50 años desde nuestra unión, si Dios quiere, y nuestro amor permanece intacto desde entonces, como otros matrimonios, a los que hemos visto, emocionados, realizar sus bodas de oro, por eso, cuando oímos o nos enteramos de la separación de algún matrimonio, conocido o no, nos produce tristeza al ver cómo se rompe un vínculo tan hermoso. Mi esposa, profesora de Primaria, muchas veces llegaba a casa llorando y, cuando le preguntaba el por qué, me indicaba: «Los conozco nada más entrar, se nota cuando un niño o una niña son de padres separados, son distintos a los demás, se les nota el sufrimiento en la cara»…
Además de todo lo expuesto anteriormente, y tras los años transcurridos, aun se nota el machismo con el que nos educaron desde pequeños. Muchos hombres siguen pensando que la mujer está para servirles y que es de su posesión. No entienden que es su compañera, su amiga, su apoyo, y que deben considerarla como a un igual. Lo contrario nos lleva a esa violencia de género que, por desgracia, aún tenemos que soportar y convivir con ella hasta que sigan existiendo verdugos en nuestra sociedad.
En mi dilatada vida profesional, he tenido pendientes de mis instrucciones o indicaciones tanto a hombres como a mujeres, y siempre los he considerado por igual, solamente he tenido en cuenta sus capacidades profesionales, con objeto de dar a cada uno la responsabilidad de la que era capaz de soportar por su capacitación, fuese hombre o mujer.
Estoy jubilado desde hace varios años y, cuando alguno de mis subordinados me encuentra en cualquier sitio, ellos me abrazan y respetan, y ellas me besan y abrazan con cariño. Éste es el premio que recibo de mi trato con ellos.

Carlos García

1 comentario

  1. «Es evidente que la Ley de Género no está dando los resultados positivos que se esperaban de ella, ……………………………………… en nuestra sociedad, carente de espiritualidad, se puede echar en falta la «caridad» o «amor» y la «esperanza»,

    Caliente, caliente…

    Hace falta volver a la antropología bíblica del hombre y de la pareja, y a la relación con Dios.

    Ah, y no se olvide de los 100 mil abortos anuales que ellas practican…

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