Graham Green
No sé qué magia posee la Historia que atrae por la naturaleza misma de su ensalmo al lograr que aparezcan y desaparezcan sus efectos ante la mirada misma de los que la contemplan.
Estos días me ha tocado escribir el prólogo a una novela histórica de Pello Guerra Bizcarte, que desvela los secretos e intrigas en la extraña muerte de Enrique III de Navarra y IV de Francia un dos de agosto de 1589 en los sótanos del Palacio Real del Louvre en París y que aparecerá en forma de libro próximamente en septiembre bajo el título de «Jaque Mate al Rey de Navarra». Durante la lectura de una previa copia del ejemplar, me pareció enfrentarme con un tema inacabado, algo así como la marcha fúnebre de Beethoven en la segunda parte de su séptima sinfonía, donde la muerte del héroe bearnés parece sugerir el final lento de una epopeya que pudo haber sido el arranque de una nueva Europa emergiendo de las mazmorras medievales. Pero simplemente no pudo ser así, pues no lo toleraron.
Luis de Góngora describió la muerte de Enrique en un soneto como un modo de paliar la acción de los personajes con una frase retorcida: «traición cuidados mal engaña», pero he preferido referirme al novelista británico Graham Green al despojar a sus héroes y heroínas de todo riesgo de recuperar sus experiencias del pasado para que no probaran proyectarlas hacia el futuro. Escritores y filósofos intentarán esta consolidación de lo más sutil en nuestras vidas que Cervantes expresaría diciendo: «la historia emula al tiempo», un sueño imposible de realizar, pero que nos mantiene vivos.
La fantasía nos acompañará durante la lectura de la novela próxima a aparecer de Pello Guerra, en que se sugiere debidamente que hay otras interpretaciones de la muerte del último monarca que ejerciera de hecho el título de Rey de Navarra, reconociendo que nobleza y derechos históricos no eran la misma cosa, lo que ocasionó su asesinato, que han tratado de velar con teorías que no se ajustan a la logística de los acontecimientos de la historia. El pasado ya ha pasado, dirán algunos, pero no funcionan así los hechos históricos que se repiten para que no nos cansemos del «siempre lo mismo de lo mismo». Lo diría a la maravilla Jacinto Benavente: «Una cosa es que la historia continúe y otra muy distinta que se repita», pues no terminamos de aprender de los errores del pasado.
HECHOS Y DICHOS
El privilegio del historiador y de todo hombre culto es ser capaz de describir al detalle lo que nunca ha sucedido. Oscar Wilde
REFRÁN POPULAR
Es más interesante vivir una jornada en la Tierra que cien años en la Historia.
Pello Guerra es un batasuno, ese libro está siendo vendido aquí en Vascongadas con el Gara….