Durante el invierno los artesanos han elaborado las maquetas de los veleros con piezas de maderas y cañas forradas con tela de algodón y luego las han atado a tablones. Ahora, han clavado barras de hierro en el fondo de la laguna a las que sujetarán los tablones con los veleros. Para la realización del cuaje los artesanos cuentan con la autorización de la empresa salinera, para acceder a las instalaciones, y de la de Conselleria de Medio Ambiente, para ubicarse en el lugar exacto de cuaje, sin causar ninguna molestia en la zona de nidificación de aves, como charranes o pagazas. Solo queda esperar a que el viento de levante sople con fuerza. Este viento bate el agua hipersalina acelerando el proceso de cristalización y, al ser de componente Este, la evaporación es más lenta, lo que favorece la cristalización o cuaje deseado por los maestros artesanos. Algunas de las maquetas de los barcos ya tienen un primer baño en la laguna, es decir, están ensalitrados y se han dejado secar al sol. Esta práctica de ensalitrar permite que la sal se agarre mejor cuando se sumerjan por segunda vez en las aguas rosadas de la laguna. Destacar que en ocasiones, se forman púas (cristales alargados) para deshacerte de ellas los artesanos utilizan una brocha para eliminarlas o bien agitan la tabla de barcos en el agua.
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