» El vicario Pedro Payá pide que el disfraz «no vuelva a salir a la calle» y la comparsa defiende que es una fantasía que ensalza nuestras tradiciones «con respeto»
El vicario de la Parroquia de la Inmaculada, Pedro Payá, ha pedido públicamente que el disfraz de fantasía de la comparsa Osadía «no vuelva a salir a la calle» en el desfile nocturno de este sábado por «caricaturizar» a la virgen, según sus palabras. Pedro Payá consideró que el polémico traje es «una falta de respeto hacia quienes consideran los sentimientos religiosos como muy importantes». El vicario señaló que no está en contra del Carnaval «siempre que no pasen ciertas líneas». «Y quiero pensar que tampoco es su fin ofender, pero es lo que tiene la osadía….que es una línea muy fina, y quien se atreve a cruzarla asume los riesgos de que haya quien se pueda sentir ofendido», añade. «No podía callarme ante esto», finaliza, señalando que «no llamen osadía a lo que es irreverencia».
«Guiño a los orfebres, imagineros y bordadores»
Desde la comparsa Osadía recuerdan que fue fundada en 2019, saliendo por primera vez en 2020 con la fantasía «Suspiros de España». En cuanto a la fantasía de este año 2022, «Que sea lo que Dios quiera», aseguran que «es una joya que esperamos que vean brillar y les emocione tanto como a nosotras». «Es una oda a la belleza, a la riqueza artística y cultural del que este país es poseedor. Un guiño a los oficios de los orfebres, imagineros y bordadores», añaden. «Esta fantasía se ha concebido con la idea de ensalzar nuestras tradiciones con respeto y sin propósito ofensivo», concluyen.
Me quedo…, no de plástico: de grafeno.
Ilustrísima: mandad procesión general de rodillas en desagravio, pues caricaturizar y faltar el respeto a quienes albergan nobles sentimientos religiosos no exige menos.
Me ofrezco desinteresadamente para el previsionado de los modelos en futuras ediciones y censurarlos, previa intervención judicial a petición de parte, llegado el caso.
Creo que la comparsa debería cambiar el nombre de «Osadía» por el de «Desvergüenza», les pega mucho más. Que espectáculo tan deplorable.
¡Qué razón tiene, Amiga mía!