Torrevieja vivió con fervor la procesión del Silencio y del descendimiento del Calvario

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Foto: J. Carrión

Torrevieja vivió con fervor la procesión del Silencio del Jueves Santo. El Cristo Crucificado fue recibido en el umbral del Templo de la Inmaculada por la Cofradía de la Convocatoria, que dedicó dos obras de canto de extirpe medieval en latín en cuatro voces a cargo del coro Maestro Casanovas, bajo la dirección de Sabina Martínez Boj. Acompañando con el timbal Manuel Antonio Santa Cruz Rodes, el clarinete José Manuel García Fernández, la campana Roberto Carrillo Mira y el mismo Expedito Vázquez Martínez. Las piezas que sonaron fueron «Vocatis Nazarenis» y «Et Murtus Est», además de un fragmento del Oratorio «Yohanan». Tras este emocionante acto abrió la procesión del Silencio la Cofradía de la Santísima y Vera Cruz de la Convocatoria, escoltada por penitentes, portando faroles de forja, que albergan una luz triste y monótona. El paso de María Santísima del Silencio, que desfiló bajo la dirección de su capataz, Silvia del Oro, portado por mujeres.

Descendimiento del Calvario
A las doce de la noche, la Plaza del Calvario, se convirtió en el punto de partida de una nueva representación de la muerte de Cristo con la imagen de la Virgen de la Piedad. La coral «Manuel Barberá», dirigida por Sergey Larkin, interpretó «La pasión de la Tía Tortas». A su paso por el barrio del Acequión, el gran cantaor Iván Chaskío entonó dos saetas al paso de los titulares de la Cofradía. La procesión estuvo presidida por el párroco del Sagrado Corazón, Aurelio Ferrándiz; el vicepresidente de la Junta Mayor de Cofradías, Enerteo Gea, así como presidentes y Hermanos Mayores de otras Cofradías.

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