Gabriel Estañ Cerezo
Coordinador del Comité Electoral del PSOE de Torrevieja
Hasta hace un par de meses el todavía alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, era un hombre tranquilo. Se imaginaba que la legislatura 2023-2027 iba a ser tan cómoda para él como la que está terminando. Así que, además de repetir como alcaldable, había decidido presentar una lista electoral idéntica a la de 2019 y hacerse las fotos en el mismo sitio. Tan sólo pensaba realizar un modesto cambio: pasar de diputado provincial a autonómico y, así, poder disfrutar de periódicas visitas al Oceanogràfic y de la condición de aforado.
Pero Dolón no contaba con un hecho insólito: la elección hace dos meses de la joven abogada Bárbara Soler como candidata del Partido Socialista supuso un terremoto en el tablero electoral torrevejense. Que por primera vez en veinte años el PSOE haya optado por un perfil como el suyo, ha conllevado un golpe del que todavía hay quien se está intentando recuperar.
Porque este nombramiento anticipa un cambio de ciclo político. Cuando un partido se queda sin propuestas, recicla su incumplido programa electoral y no se esfuerza por innovar lo más mínimo, deja un hueco para nuevas personas, con propuestas arriesgadas y con verdadera aspiración de cambio. Y ese movimiento acaba desplazando al oxidado gobierno anterior.
Creo que ese cambio ha comenzado con Bárbara Soler. Lo creo porque en apenas sesenta días ha sido capaz de confeccionar una lista electoral que aglutina experiencia y juventud, personas independientes y socialistas históricos, perfiles muy diferentes, pero unidos por un motivo: Torrevieja. Personas que han creado un programa electoral innovador, de calidad. Un equipo que está trabajando para decirle a todos los habitantes de nuestra ciudad que se merecen representantes que hagan política para que las personas sean lo primero. Y los socialistas lo vamos a hacer.
«Pero Dolón no contaba con un hecho insólito: la elección hace dos meses de la joven abogada Bárbara Soler»
Amigo, si no te importa no digas elección, puesto que no ha sido elegida por la militancia del PSOE local; di designación o imposición del PSPV.
Como bien sabes, ese tipo de maniobras de los partidos no son democráticas y crean divisiones internas que se traducen en batacazos electorales. Y tú en eso tienes experiencia, otra cosa es que no te quieras acordar.
La renuncia a última hora del actual portavoz del partido en el Ayuntamiento, Andrés Navarro, parece haber allanado más el camino y ayer Valencia por fin designaba a la que, ya sí, parece que será la definitiva aspirante a la alcaldía: Bárbara Soler Torregrosa. Una independiente.
El día 7 de marzo La Verdad decía que «la decisión (había) sorprendido entre la agrupación socialista local», que era una decisión «del aparato autonómico del partido», que era algo sorpresivo que «No entraba en (los) planes de la propia elegida», y que se producía después de la renuncia de André Navarro, quien en Onda Cero habló de la «imposición» de la candidata Bárbara Soler sin contar con la agrupación y afirmó sentirse “ninguneado”. Lamentó que no se le tuviera en cuenta cuando se postuló como alcaldable.
Usted está adornando esa realidad y, desde luego, los que le conocemos no tragamos ese sapo.