Ángel Sáez Martínez
Secretario General PSPV-PSOE Torrevieja
Desgraciadamente para los torrevejenses, a la crisis económica internacional hay que sumarle varias crisis más. La más importante de ellas es la propia crisis económica del Ayuntamiento; una crisis derivada de la descuidada gestión de los dineros públicos (y sólo de los públicos), o sea, de los dineros de todos. Esta peculiar crisis ha hecho que, después de 20 años de recaudar ingentes cantidades de euros a través de ingresos derivados de la construcción, lleguemos al periodo de vacas flacas «sin un duro» y con una enorme deuda a los bancos (10.000 millones de pesetas), además de sentencias judiciales que habrá que abonar por mala gestión urbanística (alguna de ellas de enorme cuantía), y ni se sabe, porque no lo dicen, cuánto se adeuda a las empresas que trabajan para el Ayuntamiento.
Por su parte, nuestra Generalitat Valenciana se ha dedicado a mandar loas y alabanzas a nuestros gobernantes locales animándoles, porque ellos tampoco han sido un ejemplo a seguir. El despilfarro y el mirar hacia otro lado ha sido su habitual manera de gobernar. Contratos a Julio Iglesias, las Terras Míticas, las carreras de Fórmula1, el abandono de la agricultura, el turismo y la pesca, una sanidad pública cada vez de menor calidad (estamos a la cola de España en inversión sanitaria por ciudadano), la desatención a la educación pública (siguen nuestros escolares metidos en barracones), y la dependencia casi absoluta del ladrillo, ha hecho que nos encontremos con una comunidad pésimamente preparada para superar la crisis internacional. Les queda el lloriqueo y el tirar balones fuera culpando a los demás de su destalentada gestión. El resultado final de este cúmulo de despropósitos es la deuda billonaria en pesetas de la Generalitat. Aunque es justo reconocer que a algunos les ha ido bien.
Éste es el marco en que los torrevejenses que QUEREMOS y que CREEMOS en Torrevieja hemos de trabajar para sacarla del estado en que nos la han dejado.
De la crisis financiera torrevejense se deriva la crisis política. Unos concejales sin rumbo, despersonalizados, que no tienen opinión o no les dejan, capitaneados por el primer edil y culpando a los demás de sus gastos inútiles (ahora un coche nuevo de alta gama como auto oficial de la Alcaldía por la módica cantidad de 18 millones de pesetas). Así tratan nuestros dineros, precisamente cuando están cobrando la contribución urbana.
Reclamamos que se trabaje ya en lo fundamental, y lo fundamental hoy es suprimir todos los gastos inútiles, para que puedan mantenerse los servicios necesarios y, sobre todo, para que no tengan que pagar el pato de la mala gestión los más débiles, o sea, los trabajadores. Es decir, pedir para Torrevieja lo mismo que pide el PP nacional para España, pero que cuando gobiernan lo incumplen. Unas cuentas públicas saneadas para que no tengan que ser los ciudadanos los que carguen a través de tasas e impuestos, lo que ha sido una auténtica insensatez financiero-urbanística.
Pero tenemos más crisis. La crisis del pequeño comercio, incapaz de competir con las grandes superficies en casa y sin los canales necesarios para defenderse, ni de las agresiones pasadas, ni de las futuras, ni del resto de las crisis. La crisis derivada de la falta de transparencia (segundo Ayuntamiento de España, tras el de Orihuela, en esforzarse para que los ciudadanos no se enteren), y la crisis democrática que se deriva de la anterior. Unos ciudadanos que no son informados no tienen elementos de juicio a la hora de elegir a sus representantes políticos. Por eso decimos una vez más que la censura al diario Información, diario que no entra en ninguna dependencia municipal, en ningún lugar de trabajo o de ocio, como las casas de la tercera edad, etc. Es algo detestable para los demócratas torrevejenses. Desde esta tribuna pido formalmente que se acabe con esta situación. Y para no dar lugar a equívoco alguno, sepa el lector que lo mismo pediría si le ocurriera a El Mundo, ABC, La Verdad, o al New York Times.
Sin embargo, también debemos saber que de estas crisis podemos salir airosos, aunque es necesario trabajar en ellas con la mayor rapidez e intensidad posibles. Hoy, mejor que mañana. Es la hora de dejar de lado la política con minúsculas, la del miedo y la de la desinformación, para pasar a hacer la política de los ciudadanos. La historia colocará en su sitio a aquellos que en estos momentos no sepan estar a la altura de las circunstancias. Después de tantísimos años, hay que volver a colocar al ciudadano en el centro de la vida pública. Se gobierna para ellos.
Dejar una contestacion