La voracidad de los promotores

Existe en nuestro municipio, al sur de él para ser más precisos, enfocada principalmente a su venta a extranjeros, una urbanización llamada «Señorío de Punta Prima» (como de costumbre, nombres rimbombantes para que los extranjeros se crean otra cosa). Pues bien, dicha urbanización viene incumpliendo sus obligaciones contractuales, que son, por ejemplo, tener todos los servicios públicos, entre otros, el alumbrado, en perfecto estado de funcionamiento y en servicio, hasta que sean asumidos por el Ayuntamiento.
En su afán de aparentar ante los extranjeros, han puesto unas farolas tipo antiguo, de hierro, sin ningún tratamiento anticorrosión, por lo cual se caen enteras o se les cae la cabeza, donde va la lámpara. Además del riesgo que esto conlleva para los paseantes, en el muñón de las que se han caído, quedan los cables a la vista, con riesgo para los niños que puedan querer jugar con ellos.
El problema es que la promotora está empeñada en que el Ayuntamiento las asuma como están, todo lo contrario de lo que se ha hecho en anteriores urbanizaciones, ya que, de hacerlo así, el Ayuntamiento (que somos todos los torrevejenses) tendría que pagar los gastos de renovar las farolas y eso cuesta muchos miles de euros, cuando la obligación del promotor es entregar, como he dicho antes, todos los elementos en perfecto estado de funcionamiento.
Eso significa que, al no encender las luces y faltar tantas farolas, la avenida de las Olas, en sus últimas manzanas, así como el paseo marítimo que se ha construido junto a Cala Piteras, donde Costas ha hecho una obra espléndida y en la que tenemos la bandera azul de la CEE, sea muy poco recomendable para pasear en cuanto se pone el sol, y bajar por la avenida de las Olas puede resultar más peligroso aún, porque si un peatón se cruza, puede ser muy difícil parar a tiempo.
Todo esto lo está haciendo la promotora como una medida de presión para que el Ayuntamiento, incumpliendo sus obligaciones, se gaste el dinero de los torrevejenses en hincharle un poco más los bolsillos, sin que, al parecer, el Ayuntamiento pueda meterles en cintura.
Por si esto fuera poco, y demostrando que tienen bula para hacer su santa voluntad, en un chalet piloto, que tienen construido hace años sin que al parecer consigan vender ninguno, supongo que por los precios exagerados a los que los pretenden vender, están construyendo un agregado pegado a dicho chalet, de dos pisos (el chalet es de uno) y el proyecto de la zona no contempla alturas, en primer lugar. Además, es totalmente diferente a lo construido. La parte superior está hecha a base de vigas metálicas, lo que constituye una agresión visual verdaderamente intolerable. No creo que se haya concedido licencia para esa obra en esas condiciones, pero eso ¡NO IMPORTA!
Esperemos que nuestras autoridades, tan preocupadas por el bienestar y el buen parecer de nuestra Torrevieja, tomen las medidas pertinentes para resolver ambos problemas.

Valmor

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