Los ausentes

Ángel Sáez Martínez
Secretario general PSPV-PSOE Torrevieja
Candidato a la Alcaldía de Torrevieja

No tengo recuerdos vívidos de cuando, hace cincuenta años, se celebró el Día del Ausente. Nací en el 57; por lo tanto, todo lo que conozco referente a ese día me ha sido contado. Sí sé, por lo oído y por lo leído, que fue un día muy especial. Torrevieja se engalanó con lo mejor que tenía: la ilusión y el deseo de sus vecinos de recibir a aquellos que un día tuvieron que marchar, demostrándoles así que los que se habían quedado seguían contando con ellos. Y se consiguió. Fue, según lo oído y lo leído (a pesar de la lluvia), un día especial y entrañable, un gran día en la historia de Torrevieja. Después, y de eso ya tengo recuerdos, celebramos el 25º aniversario. El padre del actual vecino que lo ha organizado hoy lo celebró de forma parecida hace cinco lustros.
Este año se cumple el 50º aniversario del Día del Ausente y los vecinos del tramo de la calle Blasco Ibáñez han tenido la estupenda idea de rememorar aquel día engalanando su calle a la manera en que se hizo en aquel, ya lejano, año de 1960; poniendo su trabajo y recolectando entre todos el dinero necesario.
Nos faltan, por razones obvias, los ausentes, o por lo menos el tipo de ausentes que provocó la celebración original. En 2010, eres ausente de tu pueblo natal y a las dos horas puedes dejar de serlo, vivas donde vivas en España. Pero la carga emocional de ese día y la de la segunda celebración, el 25º aniversario, ha permanecido en la memoria de todos los que lo vivieron.
Estos vecinos que han tirado para adelante con su idea han decorado su calle a la manera de aquel año, e incluso han pintado una imagen de la Patrona (eso sí, con spray) a la entrada de la calle. Y han organizado una comida de hermandad a la que, por ser vecino cercano, he asistido. Del ambiente familiar, amigable, cariñoso y de camaradería que allí se ha vivido es de lo que quiero dejar constancia. Ya sé que somos una ciudad de gran población y sé que Torrevieja no es la de 1960, ni siquiera la del 85, y que ya los vecinos no tienen el mismo contacto entre ellos. Lo sé. Pero cuando a esos ciudadanos, pertenecientes a la ciudad de gran población que hoy somos, se les da la ocasión de expresarse como ellos son y quieren, se producen cosas como las que yo he podido experimentar hoy y que son la constatación de que mi pueblo, o mi ciudad, sigue teniendo alma, que la Torrevieja de las grandes casas y de los mas de 100.000 ciudadanos guarda en un lugar, muy a flor de piel, el espíritu de aquellos torrevejenses que solidariamente trabajaron para que aquellos otros que venían estuvieran de nuevo en casa, como si no hubieran marchado. El espíritu de compartir con alegría lo que tengamos, mucho o poco, de forma festiva y con camaradería total. Estas personas me han hecho feliz y se lo agradezco.
Y mi compromiso como Candidato a la Alcaldía es que este espíritu, allá donde un grupo de ciudadanos que vivan en nuestra ciudad lo quieran expresar, no sólo no se pierda, sino que se fomente. Lo escribo para que quede anotado.