El Periódico de Torrevieja nº 443

El rechazo que la ciudadanía muestra hacia la clase política no es de extrañar, ya que el comportamiento que exhiben algunos de ellos es poco constructivo. Se supone que son elegidos por los ciudadanos para trabajar por el bien común, pero, con el tiempo, muchos se endiosan y actúan como si fuesen superiores y los demás mortales les debieran adorar, adular y premiar constantemente; que pueden mentir, difamar e insultar, porque parecen pensar que, al salir de su boca, las palabras se convierten en la verdad absoluta. Estamos viviendo una crispación excesiva, causada por ese clima de prepotencia, soberbia y altanería. La democracia les viene demasiado grande a quienes actúan de esa forma. La justicia tampoco está a la altura, no se ve que les pongan freno. El clima que se propicia, cargado de insultos y descalificaciones constantes, con pelotazos tan frecuentes como evidentes, a veces con ostentación y sin castigo, no es nada bueno. Por desgracia, se está perdiendo el respeto, y sobre todo la verguenza, con demasiada frecuencia. Es duro ser demócrata, exige mucho sacrificio, lo sabemos, aceptar las críticas cuesta, es más fácil ponerse al sol que más calienta y dejarlo pasar. Hay quien presume de demócrata y a la primera ocasión demuestra no serlo tanto, ¡es tan bonito recibir sólo halagos, que, cuando algo no nos gusta, perdemos la paciencia con facilidad!
Acaba de pasar Fitur y no se explica muy bien por qué hace diez años Torrevieja dejó de ir «porque resultaba muy caro y ese dinero se iba a dedicar al Premio de Novela», y ahora, con la crisis que tenemos, hay para Fitur y para el premio. Será, como dijo la ganadora del Premio de Poesía, que Torrevieja debe de ser muy rica… o que vienen elecciones y hay varios partidos calentando motores.