El Periódico de Torrevieja nº449

Los torrevejenses que están visitando las instalaciones del nuevo Conservatorio-Auditorio salen maravillados con tan magnífica y espectacular obra. Muchos dicen que sorprende, después de recorrerlo y admirarlo -pensando que estás lejos, en alguna capital de provincia-, volver a Torrevieja y encontrar de nuevo los colegios en «barracones» y a tanta gente rebuscando en los contenedores de basuras. Así es, estas cosas sirven para aumentar más aún las diferencias entre unas personas y otras. No se entiende que un niño que va a aprender lo más elemental, como es leer y escribir, lo tenga que hacer malamente, entre sudores o fríos, según la temporada, y sin las mínimas condiciones -si sus padres no pueden pagar un colegio privado-, mientras el que va a aprender música -que es muy bonita, pero no de primera necesidad- lo pueda hacer en un lugar tan lujoso y espectacular; o que se disfruten magníficos conciertos en espléndidos edificios, mientras hay quien tiene que recoger los yogures caducados de los contenedores en las cercanías de algún supermercado. Es así de triste, y eso hace también que muchos hagan cosas muy feas y hasta vergonzosas en los alrededores de los políticos o poderosos de turno, para intentar recoger unas migajas, sin tener que ir al contenedor. Ahí se potencia mucho el germen de la corrupción, cuando la gente entiende que doblegándose y aceptando -hasta lo inaceptable- puede conseguir un «puestesico» más o menos potente y decide taparse nariz y oídos, arrastrándose de una forma más sutil, para aparentar ante los demás una posición cómoda y vistosa, sin importarle mentir -aunque las mentiras tengan las patas tan cortas- ni difamar hasta a quien le tendió una mano, con tal de permanecer al lado del poder y disfrutar de sus beneficios.

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