Diariamente vamos aprendiendo numerosas lecciones, que van forjando, muchas veces a golpes, nuestras vidas, por lo que se hace imprescindible sobreponerse rápido y no dejarse derrumbar por las circunstancias adversas.
Es muy importante saber construir sobre lo destrozado, ilusionarse de nuevo lo antes posible, para no perder nunca la alegría de vivir, de disfrutar con entusiasmo todo lo bueno que tenemos y que, seguro, siempre nos ofrece la vida.
Con el paso de los años, vamos dejando atrás muchas circunstancias, personas y situaciones, que van pasando a formar parte de nuestra pequeña historia. Son las etapas que se van cumpliendo sin tregua. Con ellas quedan atrás los recuerdos de las vivencias compartidas, unos alegres, otros tristes, amargos o divertidos, de aquellos momentos pasados.
Por suerte, la vida sigue siempre y cada día renace de nuevo, trayéndonos consigo nuevas esperanzas, acercándonos a un futuro lleno de experiencias renovadoras, con las que descubrir nuevos horizontes.
Ahora, en estos tiempos más que nunca, estamos comprobando que nada es para siempre, que todo tiene su principio y, tarde o temprano, también tiene su final, y nada ni nadie somos imprescindibles, y el que lo crea así se equivoca de medio a medio.
Cada nueva situación tiene otros protagonistas y nuevas soluciones, con problemas diferentes. Y el ser humano está preparado para afrontar las cosas tal y como le van surgiendo, de una manera extraordinaria.
Lo importante es seguir adelante, manteniendo los pies sobre la tierra, sin dejar de tener claro el horizonte y el camino a seguir.
Dejar una contestacion