A escena

Me dicen que diga con pasmosa tranquilidad que han visto al concejal Javier Montoro, de Infraestructuras, Obras, Servicios, Contratación, Ciclo del Agua, Cementerios, y otras hierbas y matujas del campo, echándole un ojo a estos escritos. Otro fan a la mochila, y ese sí es de peso, de los que pesan de verdad en la Corporación, aunque ya me comenten que algún que otro compañero de su equipo de gobierno ya le mira de soslayo, como si no quisiera que estuviera, que por algo lo colocaron el número 13 en la candidatura. Alguien echó la línea roja y dijo aquello tan manido de «no pasará». Pues se jodieron algunos, porque pasó, colocóse sin hacer ruido, templó sus gaitas y se puso a trabajar, que es lo que mejor puede hacer un edil: trabajar, trabajar, trabajar por el interés general. Yo les puedo asegurar, por experiencia propia, que es más currante que político, y eso genera confianza.
Y hablando con mi fuente de información, me suelta de sopetón que los cargos de confianza, lo que vulgarmente llamamos asesores, han disminuido, y no porque el nuevo alcalde no crea en los funcionarios eventuales, sino que igual se ha dado cuenta de que tanto personal no conduce a nada bueno y ha tomado sus medidas. Por ejemplo, se han caído Vicente Chapapría, Antonio Tomás Rebollo, Ángel Rebollo, Iñaki Isidro, Laura Cos, Toñi Sánchez Corona y Manuel Martínez Guirao, y el resto de la tropa han visto mermados, en algunos casos muy mermados, sus emolumentos. O sea, que esto no va de broma. Lógicamente, se han producido algunas nuevas incorporaciones, por ejemplo, en la dirección del Museo del Mar y de la Sal. Lo que quería decir y no he dicho es que ya no existe eso de «asesores de Alcaldía». Ahora son «funcionarios eventuales de cada Concejalía», que ni es lo mismo ni es igual.

APTCe HABLAR DE DOMINGO
Que conste que no voy a escribir mucho de la política, pero hoy me apetece  este apetecimiento. Tengo entendido que Domingo Soler, que ya forma parte de su creado Patronato de Habaneras, está pleno de contento porque tiene preparada una especie de moción para impulsar -cosa que le apetece sobremanera- nuestro máximo exponente cultural, a través del Instituto Cervantes, de la Sociedad General de Autores y de las propias Embajadas, si es que entre todos no encontramos otra salida cultural más dinámica y menos catedralicia. Y a la quincena más, si la pluma no nos abandona, ay.

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