Pío Baroja
Basta con observar cualquier medio de comunicación, y ahora Internet, para caer en la cuenta de que estamos expuestos a innumerables formas de relacionarnos por medio de la palabra escrita o hablada. El peor de los casos sería si no pudiéramos ser libres de aceptar o rechazar sus contenidos. A mí me llegan cantidad de mensajes electrónicos basura, por lo que he decidido ponerme a salvo de toda esa hojarasca que se nos cuela, bien como propaganda o como información baladí.
Lo hablado sale de la voz matizada por matices imposibles de reproducir por escrito, pero lo expresado tiene igualmente sus límites que, aunque te perezca castizo, no servirá para nada a no ser que sientas que no puedes vivir sin describirlo, porque proponerse ser popular es la peor manera de comenzar un texto, por más que también es peligroso pensar con Oscar Wilde que lo escrito puede ser tan peligroso como un adoquín que se lanzara como arma arrojadiza o, lo que sería peor, que se hiciera con malos designios: «algunos escritores son la conciencia diabólica del mundo», diría Jean Giraudoux. Y si se nos ocurriera pasar al lenguaje poético para escapar a lo prosaico de cada día, el problema se agudizaría, porque nos moveríamos en el ámbito de lo impreciso, a no ser que tuviéramos algo exacto que referir.
Pío Baroja (1872-1956) mantenía que es demasiado fácil abusar en lo que se escribe, aunque habría que utilizar la pluma no como un arma sino como un recurso tan sólo cuando se note algo en la punta del plumín, por más que moleste a algunos. Vivió en una época de incertidumbre, cuando no se está del todo seguro de que no se van a cometer errores, aunque el escritor debe caer en la cuenta de que puede ayudar a que evolucionen las cosas, pero abaratarse a escribir por escribir resultará demasiado fácil, sin duda, pues, según Unamuno, lo mejor has de decirlo cuando tengas un picor en la garganta que en vez de desembucharlo lo pasas a una cuartilla de papel, por muy arrugada que te parezca.
Visto el estilo de muchos de los artículos de la prensa, no estaría de más sugerir a los que escriben que lo que hace que algo publicado resulte interesante no estará en relatar lo que ocurre, sino en traducirlo a un nivel en que se impongan las ideas a los sucesos, pues éstos perecen, pero no el pensamiento que hayamos tratado de expresar a través de ellos. Porque si algo ha de rezumar en el filo cortante de la palabra leída o pronunciada, que sea la Verdad, la Justicia o la Experiencia de haber sentido alguna de las tres en nuestra propia carne.
HECHOS Y DICHOS
Me han reprochado haber publicado por demás, pero yo tengo el remordimiento de haber escrito demasiado poco. Gómez de la Serna
PROVERBIO
No andes si no sabes adónde vas a llegar, y no escribas sin tener algo que decir…
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