Hay que ver cómo cambian las cosas según el «cristal» con que se miran. Un claro ejemplo de ello está en Fitur, la feria de turismo que acaba de terminar en Madrid, vivo ejemplo de lo que son estas situaciones. Este año, Torrevieja -su Ayuntamiento- ha participado en la feria, dentro de la marca Costa Blanca, con la Diputación de Alicante, porque ahora son amigos. Hace unos años -cuando Fitur estaba en todo su apogeo-, esto era impensable. Nosotros fuimos testigos allí mismo, cuando íbamos en solitario y no se nos ayudaba, porque decían que Fitur no era importante para Torrevieja. Allí se sentía la ausencia de la ciudad, cuando estaban todas las de alrededor, incluso pueblos pequeños, pero no había buena relación y parece ser que lo demás no importaba. La memoria es que a veces es un problema, porque también se recuerda cuando el Carnaval era la «oveja negra» de las fiestas locales -tal vez porque lo organizaban personas de la oposición-, quizá porque era crítico con todos, como se supone que debe ser el Carnaval. Ahora se está promoviendo que sea declarado Fiesta de Interés Turístico Provincial, algo por lo que apostamos todos. Pero sucede cuando se ha vuelto más «dulce» con el partido que gobierna y solo critica a la oposición. No sólo es por el pregón, que, mientras estaban las calles clamando por la educación, la sanidad y en contra de la corrupción, no vio nada de eso y siguió demonizando a Zapatero -todavía- y criticando a toda la oposición local. También es el concurso de murgas, en el que, al parecer, este año ya sólo se presentan los «buenos», aquellos a los que se premia cada año -y, qué casualidad, son más suaves con el poder-, ya que los otros se habrán hartado de quedar siempre en tercer lugar, y es que se atrevían a ser un poco más críticos, algo que, aunque sea Carnaval, parece que no se acepta muy bien.
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