En 1913, el prolífico escritor norteamericano Jack London, con un legado de 50 obras, retrata en su novela, «John Barleycorn» su propia lucha con y contra el alcoholismo. El título, tomado de una antigua canción popular inglesa, gira alrededor de «barley», la cebada, base de la elaboración del whisky.
En esta obra, en su capítulo segundo, su apasionada personalidad expresa y transmite, sin tapujos, por primera vez al público, algo tan íntimo y aterrador; la alucinación estereotípica del alcohólico extremo. Escribe:
«Existen, hablando en términos amplios, dos tipos de borrachos. Está el hombre que todos conocemos; estúpido, carente de imaginación; y aquel cuyo cerebro está letalmente roído por ponzoñosos gusanos. Generalmente con las piernas espatarradas, se cae frecuentemente en la cuneta. En su éxtasis extremo ve ratones azules y elefantes rosados. Es objeto de las típicas burlas en las revistas satíricas de su tiempo».
En su novela, las bebidas alcohólicas juegan un papel importante. Al mismo tiempo, hace hincapié en la actitud participativa y favorecedora de las bebidas alcohólicas. Su desgarrador, sincero y valiente retrato caló profundamente en la sociedad estadounidense.
Alucinaciones psicóticas por intoxicación etílica similares a las relatadas por él son clínicamente descritas «in extenso»; conectadas también con el «delirium tremens» alcohólico, con posibles desenlaces letales, lesión cerebral permanente, suicidios, etc.
Los síntomas varían, se entrelazan, no son lineales. Pueden manifestarse pérdidas de memoria, manía persecutoria, temblores (sobre todo en brazos y manos), desorientación en el tiempo y de situación, alucinaciones ópticas y táctiles -se ven pequeños seres, tales como ratoncitos colorados, lagartijas, el embate de una marabunta que trajina por todo el cuerpo con cosquilleo y picaduras, se ven pequeños objetos que se mueven en el espacio…-, se suman las alucinaciones acústicas -como p. ej. estar dentro de una campana repicando y como si reventase el cráneo-, se sienten depresiones profundas con agresiones hacia uno mismo, objetos sólidos que se tornan blandos y repelentes al tacto, etc. Existen grandes variaciones.
La abstinencia completa es esencial después del tratamiento. Los facultativos recomiendan el contacto con algún grupo de recuperación, tal como Alcohólicos Anónimos.
En EEUU, la famosa «Ley Seca» de 1914 a 1933 bajo el «Ammendment» de la Constitución, con el Volstead Act, tampoco dejó de anegar las gargantas con alcohol.
El Ruralico
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