Carta

Las nornas representan el destino y rigen la vida de los habitantes de los nueve mundos de la cosmogonía nórdica.

Viven bajo la protección del gran árbol, el fresno «yggdrasil» (o roble); el árbol del mundo en el centro del cosmos.

Aquí hilan el destino de cada uno. Cada hilo representa la duración de una vida, desde el nacimiento hasta la muerte. El largo de cada hilo representa su estancia entre los vivos.

Riegan el árbol sagrado con el agua del cercano pozo «urd» a fin de que no pierda su verdor. También ven el futuro.

Sus nombres son «Urd» -lo que ha ocurrido (el pasado)-; «Verdandi» -lo que ocurre ahora (el presente)-; y «Skuld» -lo que es necesario ocurrirá (el futuro)-.

En la mitología eslava nos hablan de «zorya», ésto es, «zarya», «zory» y «zore». Ellas custodian a «Simargl», el perro del día del juicio final. Está encadenado a Polaris, en la Osa Menor, en el firmamento. Si jamás la cadena se rompiera, el perro devoraría la constelación. Esto sería el fin del mundo.

Este mito converge en que las nornas controlan la vida de cada uno, mientras las «zorya» la de todos.

Enraizadas tenemos las «moiras» griegas (las «fata» de los romanos).

1º «Cloto» (la romana «Nona»). La que hila la hebra de la vida desde la rueca hasta el huso.

2º «Láquesis» (la romana «Décima»). La que mide el hilo de la vida con su vara de medir.

3º «Átropos» (la romana «Morta»). La que corta el hilo de la vida con su infame tijera.

El futuro tampoco tenía secretos para ellas. Como las «nornas», profesaban un enigmático afecto para aquellos que habían caído en la desgracia de ser unos borrachos perdidos. Sus dioses del Olimpo tampoco eran un dechado de virtudes. Ejem!!

Por eso, el hilo de la vida que «Cloto» elabora de algunos, se vicia, se desbarata, se deshilacha y amenaza con romperse. Su colega «Atropos» está lista con su detestable tijera. Pero «Cloto» y «Laquesis», la que mide la vida, deciden de mejorar el hilo para dar una segunda oportunidad, para la abstinencia. Si no, dejarían que el hilo se deshilachara; tal, para que «Átropos» diera un tijeretazo, hiciera «zas» y uno menos.

 

El Ruralico

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