Sorprende, aunque cada vez menos, ver cómo se pierde en tantas ocasiones la ética, sin el más mínimo pudor, mientras se guarda la estética hasta límites insospechados. Es como cuando vemos limpiar exhaustivamente los contenedores de basura del centro, sabiendo que no funcionan, sencillamente nunca se han utilizado. Los vecinos tienen que hacer distintos recorridos para depositar sus basuras porque éstos siguen precintados hace años; eso sí, muy limpios y sin que nadie parezca ocuparse de qué sucede con ellos. Lo mismo pasa con las personas que pretenden aparentar un estatus superior o aquellos a los que -quizá por estética- les gusta recibir títulos o premios y, para conseguirlos, no dudan en utilizar a toda la familia y amigos, ¿dónde queda la ética? O cuando un señor responsable desmiente, por escrito y con su firma, lo que todos estamos viendo y sufriendo todos los días en la dichosa calle, en una defensa a ciegas de lo indefendible, para seguir ahí. O esos otros políticos y sus familias que hacen negocios o cobran alquileres del Ayuntamiento. Hasta el mismo rey, que pide a los ciudadanos ajustes de cinturon, y días después nos sorprende con un accidente mientras cazaba elefantes en África, algo que parece incluso de siglos pasados. Mientras, siguen llegando imputaciones por el tema de las basuras. Algo tan escabroso que tiene ya imputados a funcionarios, concejales y ex-alcalde; que hace unos días hizo pasar por los juzgados valencianos a varios ex-concejales, aunque al parecer algunos no se presentaron, y también a funcionarios. Ya son varios los frentes abiertos sobre las basuras, algo que parece que mancha más en los despachos que a aquellos que las manipulan directamente.
Dejar una contestacion