Como todos los años en el mes de julio, la Hospitalidad de Lourdes de la Diócesis de Orihuela-Alicante realiza su peregrinación a la citada ciudad francesa con una duración de cinco días. A ella acudimos todas aquellas personas que buscamos un encuentro personal con El Señor y nuestra madre La Virgen María, ya que este lugar de peregrinación nos lleva a una conversión constante por la espiritualidad que allí se vive.
Son momentos excepcionales ver la emoción reflejada en los rostros de las personas que se acercan a la gruta donde se apareció La Virgen María a Santa Bernardita; unos se acercan para darle gracias por favores recibidos, otros para pedir por sus enfermedades y solución de sus problemas y otros solamente para encontrarse con Ella (La Señora).
En los cinco días que allí pasamos, no tenemos mucho tiempo para acudir a las innumerables tiendas de objetos religiosos y de recuerdos que existen en los alrededores del recinto donde se encuentra ubicada la Gruta, las iglesias dedicadas al culto, la Basílica, la iglesia subterránea de Pío X, las piscinas, etc., pues son tantos los actos programados a los que quieres acudir que no tienes apenas tiempo para todos.
En Lourdes hay momentos muy emocionantes como la visita a la Capilla del Santísimo donde se te pasan las horas en oración con Él casi sin darte cuenta, otro momento es la Procesión del Santísimo que comienza en lo alto de la Basílica principal hasta la de Pío X (subterránea) y es imposible de olvidar la Procesión de las Antorchas, donde miles y miles de personas y enfermos se reúnen con velas encendidas alrededor de la Virgen para rezar el Rosario todos juntos, teniendo en cuenta la gran cantidad de nacionalidades que allí y en ese momento se dan cita para orar en los distintos idiomas de cada uno.
Una de las cosas que más te llama la atención en Lourdes es ver la importante cantidad de jóvenes que de ambos sexos se dan cita allí, uniéndose en los encuentros de oración y trabajando incansablemente en la ayuda a los enfermos e impedidos que no pueden acercarse, por ellos mismos, a los actos que se celebran, pues ellos tirando de los carritos y de las sillas de ruedas hacen que éstos puedan asistir a todos los eventos que se celebran cada día. Al final de la jornada y quitándole horas al sueño y el cansancio, se reúnen en alguna cafetería a oír música, cantar o pasarlo bien de una manera sana y ordenada.
Lourdes engancha, pues tras los dieciocho años que llevo asistiendo cada año puntualmente, me vengo con morriña y ganas de volver nuevamente, lo mismo que les pasa a otras personas que repiten año tras año y no se cansan de este encuentro con la Virgen y con Él Señor. Unos van a orar y rezar, otros a ayudar a los enfermos y otros como peregrinos. Lo cierto y verdad es que cuando vuelven la frase es unánime «Vengo con las pilas cargadas».
Desde estas páginas te invito a peregrinar el próximo año con nuestra Hospitalidad que tiene su representación en Torrevieja en la Parroquia de la Inmaculada.
Carlos García
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