El pasado martes, de buena mañana, nos llegaba el «run run» del boca a boca, que es como comienzan los grandes acontecimientos y también las desgracias, claro, anunciando lo que por otra parte no ha sido sorpresa para nadie. A la ciudad le ha venido de pronto ese silencio espeso y raro que tanto acongoja, porque se le ha muerto uno de sus grandes emblemas como es Ricardo Lafuente, si es que los emblemas se pueden morir, que yo creo que no. Ricardo Lafuente, habaneras, Torrevieja… El personaje se fundió, al principio sin saberlo, y para siempre, en esa habanera universal e inmortal que tituló «Torrevieja», pero el hombre disminuido físicamente de los últimos tiempos, Ricardo, es el que nos ha dicho adiós… o hasta después… según sea el cristal con que miremos. Que el Señor, al que visitaba con alguna frecuencia, lo tenga a su lado.
Y en vísperas de ese nueve de marzo tan próximo y tan fuerte, ¡vaya pasadas que nos están dando en esos cara a cara de perro y en esos mítines, nuestros políticos! Aunque dicen muchos que ganaron los dos y muchos otros que los dos perdieron, y me refiero a ese inmenso cuarto poder mediático; está claro que las perdedoras son la democracia y España. El cainismo y la exclusión nos llevarán vergonzantemente a que cualquier Carod-Rovira nos enseñe a los españoles en gesto obsceno la llave del Gobierno, del Gobierno de todos, no sé si antes o después de hablar con ETA para que no ponga bombas en Cataluña. Porque el tumor que llevamos a cuestas es el de ese nacionalismo que una vez más está afilando sus cuchillos y sus colmillos insaciables para desestabilizarnos sobremanera. Y creo firmemente que Rodríguez Zapatero y Rajoy si quisieran lo arreglaban en 3 ó 4 horas de conversación.
Leo con alegría que la XIII Edición de los Premios Alfa y Omega al mejor cine del año nos deja películas que se recordarán mucho tiempo. Aunque resulte insólito que, para que eso suceda, pueda prescindirse de los temas tan escabrosos a los que estamos acostumbrados y se nos muestren actitudes de personajes ante la vida que nos hacen disfrutar por su humanismo y dignidad. Hay entrega y sacrificio, renuncia al amor propio y a la venganza, ilusión por estar viviendo lo que no se pensaba, dar sin recibir nada a cambio, perdonar a tu verdugo. Apunto algunos títulos: «La vida de los otros», «Luz de domingo» (ésta de Garci), «Cartas desde Iwo Jima» (de Clint Eastwood), «Ratatouille» (mejor película para niños), o «La ganadora» (mejor película sobre la familia).
JortizrochE
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