La medida de todas las cosas

Antonio Ruiz Sáez
Concejal del GMS de Torrevieja y Vicesecretario General PSPV-PSOE

Acabó un año difícil y comienza otro aún más preocupante en todos los terrenos; económicos, sociales y políticos, en el que estamos asistiendo al desmantelamiento del llamando estado del bienestar y de los derechos de los ciudadanos que trabajosamente costaron conquistar.
Duele aún más al comprobar que todo ha sido con promesas incumplidas y mintiendo a los ciudadanos y apelando a las herencias recibidas. Que sepamos, los que optan a cargos políticos lo hacen voluntariamente y no les obligan a estar en ellos, por lo que no deben lamentarse y deben dejar de echar la culpa a los demás para justificar sus recortes sociales indiscriminados.
Privatizan la sanidad; recortan la educación pública y gratuita; establecen el copago sanitario; imponen las tasas judiciales; los jubilados ven mermadas sus pensiones; el consumo se retrae con la subida del IVA; aumenta el paro; los incapacitados deben pagar las ambulancias, etc, y ¡lo que nos queda por ver!, y mientras a los ciudadanos no nos queda más remedio que sufrir estos recortes; a los bancos, la Iglesia, la Monarquía y cierta clase política no les afecta lo más mínimo y mantienen sus privilegios.
Y en Torrevieja, los ciudadanos se dejan «engatusar» con una «paguica» dada en mano por el alcalde Dolón, como si la pagase de su millonario sueldo mensual; asisten a cómo a un condenado por la justicia por corrupción le dan un homenaje una banda de música debajo de su balcón; se preguntan qué es de la comisión de investigación para esclarecer el uso indebido de los móviles en el que cada día asistimos a nuevos escándalos; se cuestiona cómo puede seguir en el cargo el imputado concejal de Urbanismo; cómo Albaladejo hace oposición de la oposición mintiendo compulsivamente, etc, etc.
Y la medida de todas las cosas es que esos mismos ciudadanos dan más importancia a la no asistencia de la oposición a los actos religiosos de la Purísima que a la degradación y al caos de un Gobierno municipal sumido en un verdadero «hotel de los líos» en el que el alcalde es incapaz de liderar y gestionar, y la medida de todas las cosas es que se está convirtiendo en un misterio en encontrar un votante del PP que declare haberles votado.