Vivimos un verano intenso, envueltos en el desánimo, con un sinfín de corrupciones saliendo a la luz y mostrando la cara más abyecta de nuestra sociedad, con un mundo en el que unos pocos, en los que confiaron muchos, parece que se han llevado el bienestar conseguido por todos durante muchos años de esfuerzo y sacrificio. Pero no es momento de desmoralizarse, ni
derrumbarse. Es hora de crear nuevas expectativas. No debemos dejarnos invadir por el desaliento. Hay que sobreponerse, salir adelante, buscar nuevas oportunidades que, sin duda, se encuentran ahí esperándonos. No podemos desesperarnos, porque el sol sale de nuevo cada día y con él surgen nuevas esperanzas y nuevas oportunidades. Sólo hay que buscarlas, reconocerlas y estar dispuesto para conseguirlas. Es importante tener el ánimo suficiente y siempre dispuesto para sobreponerse y seguir adelante. A pesar de todo y de todos los que se opongan. Desfallecer sería lo cómodo, lo más sencillo. Dejarnos vencer por la apatía del momento no nos lleva a nada bueno, ni positivo. De las crisis se aprende, se sale reforzado. Es cuando surgen las oportunidades, pero hay que buscarlas y estar ahí, alerta, preparados para no dejarlas escapar. Porque la vida sigue y siempre hay un mañana que mejorar, seguro.
Aprovechemos mientras tanto esos pequeños momentos felices, que conforman lo más hermoso de la vida. Los que están de vacaciones y los que no las tienen. El verano es buena época para disfrutar del buen tiempo, el sol, el aire libre, el mar… Son cosas que no nos podrán quitar. Al menos, de momento. Y esta semana también del Certamen Internacional Habaneras y Polifonía, que se celebra en las Eras de la Sal.
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