Amigo mío, la vida sólo se vive una vez. Parece que no queremos darnos cuenta o quizás seamos reacios a aceptarlo, pero nuestra existencia en este planeta es tan fugaz como el paso del cometa Halley.
¿Y por qué somos tan estúpidos de malgastar esos maravillosos y cortos días estando enfadados? Ya sea con nosotros mismos, ya sea con los demás. La cuestión no parece ser esa… creo que hay una parte en nuestro cerebro tan sumamente inteligente, más en algunos individuos que en otros, como es común y la ciencia ha dado cuenta.
Quiero creer que es esa partícula la que, desde un filo cubierto de húmeda y espesa bruma, influye en nuestro todo. Ella es la que decide cómo y cuándo.
¿Y por qué tiene que hacerlo? ¿Por qué tiene que, según su antojo, causarnos felicidad o tristeza en cuestión de minutos o incluso milésimas de segundo? No estoy dispuesta a aceptarlo…
¿Y por qué no podemos dejarnos llevar por lo más profundo de nuestro ser? Las pasiones nos van a guiar siempre por el buen camino, ellas sólo se dirigen a nuestros más profundos deseos. A todo aquello que por nosotros es deseado, a todo aquello que incita nuestro vitalismo. Aunque puede que, si bien mis deseos, mis pasiones, sean crecer como persona, absorber cada minuto como si fuera el último, abarcar el mayor conocimiento de la Tierra en mi minúscula cabeza; a otras personas sólo les quepa en su voluntad ver la televisión, o esas cosas que suelen hacer personas que alimentan el camino hacia el crecimiento de la ignorancia, o, lo que es lo mismo, una muerte anunciada.
Es por eso por lo que me reivindico y me pregunto el por qué a todo ello. Pero, al parecer, resulta inevitable que la dichosa partícula llamada Razón sólo sea factible para algunas personas. Aunque, ¿no pensáis que si esos individuos tuvieran otras inquietudes, alejadas de ese embelesamiento, estaríamos en un mundo de perfección? Y puesto que dicho sustantivo no existe, tampoco existiría este texto por el cual critico la mencionada tendencia tan inconsciente y para ellos común.
Raquel Moreno García
Dejar una contestacion