Atravesamos tiempos muy difíciles, en los que es fácil desmoralizarse. Vemos situaciones terribles. Pero no podemos sucumbir, a pesar de todo. No sólo son las calamidades que sufren muchas personas y familias enteras, sino, sobre todo, es ver a aquellos que lo tienen todo, que han gozado de la posibilidad de recibir una buena educación y todos los privilegios, y acumulan una bajeza moral mucho peor que cualquier delincuente común, que no ha tenido otra opción en la vida. Siempre es peor que el que lo tiene todo robe a los demás para conseguir más enriquecimiento personal, que aquel que nada tiene lo haga para sobrevivir, sin que esté bien en ningún caso. Sin embargo, vemos que se castiga más al pobre desgraciado, que a los que se llevan millones y millones a paraísos fiscales y ni tan siquiera se les hace devolverlos. Además, cuentan con todas las presunciones de inocencia y subterfugios de una buena defensa, a lo que los pobres no pueden aspirar.
Pues a pesar de toda esa miseria que tiene impregnadas a las más altas esferas, tenemos que sobreponernos e intentar conseguir un futuro mejor. Luchar cada día para lograr nuestros sueños, es la mejor forma de sobrevivir. Si todos nos esforzamos en buscar una mejor opción, seguro que lo conseguimos. No hay que regatear esfuerzos. Hay que lanzarse a por todas. Sacar lo mejor que llevamos dentro cada uno. Porque no hay nadie tan malo que no tenga algo bueno que ofrecer. Igual que no hay nadie tan bueno, que no tenga algo malo. Por eso, olvidémonos de todo lo abyecto, de lo sucio, lo amargo, hasta del IBI carísimo que acabamos de pagar y las tasas que nos van a subir, y salgamos adelante. Porque al poner nuestra energía para lograr algo bueno, aunque no se consiguiera después, ese tiempo empleado, con toda la carga de ilusión para lograrlo, ya merecería la pena.
Dejar una contestacion