Boris Partenak (1890-1960)
No hay nada baladí en el quehacer humano y las faenas de cada día entran dentro de lo que yo llamaría «la filosofía del vivir», que se extenderá a lo largo y ancho de toda la vida.
Me he interesado esta vez en lo que piensan algún@s sobre sus tareas diarias y he escogido varias de sus reacciones más corrientes, aunque ocultas tras la máscara del doble sentido que ayuda a despreocuparse de nuestra suerte. Y vayan tres que parecen más comunes, porque se piensan aunque nadie las quiera expresar: «Triunfaré, aunque sea trabajando», o «si el trabajo dignifica, entonces que trabajen los indignos», y «es maravilloso el trabajo cuando lo hacen otros», que dejan ver que a muchos les deleita escindirse entre lo que son y lo que hacen.
Y, sin embargo, vale la pena oír opiniones más positivas que resaltan la validez de lo que llevemos a cabo. El eminente médico Dr. Gregorio Marañón (1887-1960), por ejemplo, vio en el ser humano la intriga por sobrevivir, por lo que aconsejaba que «el trabajo sin prisas es el mayor descanso para el organismo». Pero la vida del escritor ruso Boris Pastenak muestra a las claras que si has de salir a flote sólo se conseguirá a base de grandes esfuerzos. Conocido por su única novela, «El Dokthor Zhivago», rechazó el premio Nobel de Literatura en 1959 y la raíz de la palabra Zhivago que significa en ruso «Vida» es la prueba de lo que quiso ser maestro, pues nada le amedrentaría a lo largo de guerras y revoluciones en su país, si bien los 25 poemas que coronan la obra son sueños de juventud cuando fantasía y realidad se amalgaman para hacer que nuestras tareas como seres humanos resulten arduas; versos como «No te adormezcas, no duermas, trabaja… No hagas alto en tu tarea», de su poema «la noche», son las pesadillas que sufrimos cuando nos afanamos por hacer un viaje en el tiempo.
HECHOS Y DICHOS
Trabajar es menos aburrido que divertirse. Charles Baudelaire
CONSEJO DESDE EL ANONIMATO
Si quieres trabajar, siéntate y espera a que se te pase.
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