Manuel Bueno
Director de Colesterol Teatro
Todos los meses de febrero tengo un cita ineludible conmigo mismo. Y con los que me recuerdan, que se muestran amables, correctos, confusos. Confusos porque, si yo con mis años, parezco un aprendiz de indigente (uso ropa de hace 30 años y más), cómo les verá a ellos el mundo, a pesar de sus irrenunciables ganas de mostrar siempre su mejor versión?.
A esta edad, puedo asegurar que a muy pocos les interesa el de enfrente, si no es para sacar un provecho, irracional o no, de su pellejo. Que suena un poco feo?. Qué coño!, suena a realidad de la mala. De esa que nadie quiere escuchar, aun siendo protagonista de la misma día tras día. Se ve, se siente, se asume, incluso, que pocos, muy pocos se rebelen contra la basura de existencia que soportan y en la que tienen que interpretar el papel de supervivientes.
Me explico: el 90% de los matrimonios están hartos de su pareja. Pero existe un contrato «protector» que legaliza el desamor, la inapetencia sexual, la incomunicación, el maltrato y otras impertinencias, a cambio de un techo, tres comidas al día y una imagen de estabilidad frente a los demás (que andan igual).
Padres e hijos nunca se entendieron. Pues bien, seguimos acarreando esa «tradición» a generaciones de individuos, sin aportar ninguna solución al asunto. Como ,»el que paga, manda», no es difícil observar como los hijos se sienten humillados y explotados por esa presión educacional del hogar (heredada a su vez), que solo genera impotencia y odio en los chiquill@s frente al resto de las cosas.
Tu jefe, sigue siendo el frustrado de siempre; tu compañero, el idiota de la semana; te gustaría frungir con Laura, la telefonista de la entrada, mandar a la mierda el despertador cuando den las seis y decir al mundo que la bonoloto no es ciencia-ficción. Pero no, tu realidad te destroza a diario, y tú ya no lo puedes soportar.
Si estás parad@, tus horas se te hacen interminables, no duermes, sientes que tu vida no tiene sentido, que estás adelgazando o engordando en exceso, que ya casi no te duchas y que el sexo para ti no existe.
En el cole de tu hijo, el profe es un capullo que no le pone ganas y, además, dice tacos, el cabrón, cada vez que le contradicen. Al tipo se les escapa la saliva cuando habla y no atiende a razones a la hora de consensuar los días de los exámenes. En el patio, hay dos chulazos que se meten con su hermana. El director pasa del asunto y esta mañana, el bus escolar no ha parado donde siempre.
Tu vecino tiene tres perros que se cagan en la puerta de tu casa, se mean en la rueda de tu coche y, al volver del paseo diario, el tío pone en funcionamiento la radial, porque es un guiri que trabaja en negro para una empresa que se dedica a hacer reformas.
Los políticos, a los que votaste, están haciendo del país un agujero negro: roban, mienten, aprietan, mandan a los polis con sus cachiporras a disolver cualquier ruido en contra de la realidad y sus leyes-cañón y punto.
Una cosa más, antes de seguir:
«punto» y «realidad», significa lo mismo?. No!!, «punto», significa «por cojones, aquí mando yo» y la realidad, a veces, se muestra amable.
Vale, ya sigo. La iglesia, no para de dar por culo (literal) al feligrés, al ateo y al progre y aquí tampoco nadie dice nada. Ostias, copón!, pero, qué tiene que ocurrir más en este país para que el individuo se REBELE contra toda esta mierda existencial que le salpica sin piedad??.
Todo lo que aceptamos sin cuestionar, nos pasa factura, haciéndonos prisioneros dentro de una cárcel, de la que, hasta el momento, nadie ha podido salir: su propio ser.
Así pues, recomiendo entonces que, antes de cumplir años: cumple contigo mismo y REBÉLATE. La vida, te está esperando ahí fuera. Felicidades, Manuel.
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