Admitimos que existen poquísimas áreas en el país donde existe algún tipo de rehabilitación, talleres y cierta información en la web, donde no mucha gente tiene acceso a ella. Lo cierto es que un país como España, donde hablamos tanto de poseer, practicar y fomentar la democracia que se implantó en 1978, no parece disponer de una rehabilitación regular necesaria después de un infarto o ataque de corazón, como parece estar implantada en muchos países europeos.
Estamos colaborando con ayudas al exterior, tanto en el aspecto caritativo, como en el profesional y militar, y tenemos también los beneficios de la Lotería. Muchos creemos ahora que ya es hora de abandonar esa idea de que nuestros abuelos, nuestras familias o las asociaciones o grupos cubran esa rehabilitación con sus propios medios o donaciones.
El trabajo de muchas asociaciones tales como AECC, Help, Age Concern, Samaritans, Caritas, Cruz Roja, A. Anónimos, Torrevieja Stroke, y tantas otras, es excelente, pero se necesita la colaboración del Estado para mejorar la rehabilitación, porque, sin ir más lejos, los ciudadanos, que son los que pagan los impuestos, los que han sufrido los recortes y las austeridades en la presente crisis, merecen esa rehabilitación regular y necesaria.
Muchos creemos que no es suficiente que los doctores entreguen al paciente, después de estar cuatro o cinco días en el hospital, excluyendo posibles infecciones, un informe indicándoles sólo pormenores de su enfermedad y el tratamiento a seguir en casa. Los pacientes luego se dirigen a su médico de cabecera, que, tras unos pocos minutos de consulta, despues de esperar unas horas, les dirá: «¿Cómo se encuentra?», para finalizar con «mucha suerte, te veré en tres meses», pues el médico de cabecera no es el especialista del corazón.
Después de salir del hospital, el paciente necesita continuar un sistema relevante de información, seguimiento mental/psicológico, ejercicios físicos adecuados… Todo ello dirigido por verdaderos profesionales que intentarán que la recuperación del paciente sea completa.
José Antonio Rivero Santana
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