Fernando Guardiola
Socio fundador Club de Lectura «El Ambigú»
Llevados por el éxito que supuso durante el último año la creación del Club de Lectura de la Biblioteca Municipal «El Ambigú», la Concejalía de Cultura, la dirección de la Biblioteca y el Club se ofrecieron a organizar y coordinar un Club para chicos de entre 12 y 14 años («junior»), que en principio comenzaría a funcionar durante los meses de verano, pudiendo prorrogarse esta actividad el resto del año, si el interés de los socios que se apuntasen al mismo lo requería.
Para dar a conocer esta iniciativa se ofreció una rueda de prensa a principios de junio; posteriormente, y con la colaboración del autor de este artículo, se hizo llegar a los directores de los colegios implicados una carta invitándoles a darla a conocer en sus centros. Se publicó en todos los medios de comunicación, ¡todosss…! y «cero patatero».
Sí, así como suena, con toda la crudeza y el disgusto que conlleva. Cuando, aproximándose la fecha para ponerlo en marcha, me dirigí a Carmen Muñoz, directora de la Biblioteca, para ponerme a su servicio a la hora de coordinar las sesiones, me comentó con bastante desilusión que no se podría llevar a cabo, me sentí molesto y cogí lo que vulgarmente llamamos un «rebote» de narices.
En ese momento, comencé a darle vueltas al porqué de esa nula respuesta a una propuesta cultural que contaba con el atractivo de que era algo que se tomaría no como una oportunidad de leer con la seriedad que lo hacen los mayores, sino con el divertimento que la época requiere, salpicando las lecturas con otras actividades lúdicas.
¿Qué eslabón de la cadena informativa y, sobre todo, «formativa», falló?
Ni la Concejalía, ni la Biblioteca, ni el Club fallaron. Al fin y a la postre, éramos los promotores. Se supone que los directores pasaron la información a los diferentes educadores, y ahí está el eslabón perdido…
Cuenta Torrevieja con una plantilla de profesores que, en la inmensa mayoría, son procedentes de otras ciudades e incluso de otras autonomías… llegan vacaciones y creen que implicarse, aunque sólo sea en informar sobre alguna actividad veraniega les va a restar «su» tiempo vacacional para dedicarse a algo que no es de «su pueblo». No me vale la actitud de decir que lo comentaron y a ningún chico le hizo ilusión. Se trata de hacerles ver a ellos la oportunidad que tienen de pasar unos ratos agradables con la lectura. Pero me da que «no», que ni siquiera eso. Habría que ver si luego en sus pueblos de origen esas actividades que aquí menosprecian, allí las apoyan. ¿Y los padres y madres? Creo que a ellos les hubiera gustado la idea de haber sido informados por los docentes.
Pero bueno, al final es que el resultado ha sido negativo y el «cabreo» del que suscribe es notorio…
Quiero dejar constancia de que escribo estas letras a título personal, sin conocimiento previo de nadie de los implicados en la promoción de esta idea, y que desde aquí, tanto a Eduardo como a Carmen, les invito a no desanimar en la idea de organizar un foro de lectura para jóvenes. Ya está aquí la «caló», la fiesta… pero, cuando el curso se inicie, nos pondremos las «pilas» para insistir en llevar a nuestros chavales al campo de la verdadera cultura, la de la lectura…
En eso estamos y a eso os invito, padres y madres, profesores y profesoras, mandamases y «mandamasas»…
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