«Sexo, FÚTBOL y rock & roll»

Manuel Bueno
Director de Colesterol Teatro

Incompatibles, te lo digo yo. Pasado el mundial brasileiro, el sexo y el rock & roll devolverán a cada uno lo que el fútbol «antiviagra» les aligeró durante un mes.
El futbolero (mirón) es adrenalínicodependiente y bipolar ocasional. Abrazador y odiador intermitente, hasta la «prórroga», como una suegra. Y, después (caso de llegar), la «tanda de penalties» actuará como una jeringuilla hipodérmica en vena, que le suministrará en diez dosis (a veces más), un paraíso psicodélico y cabrón (en caso de perder), o le situará en la lanzadera politoxicómana de alcohol y «pirulas», que él mismo se procurará degustar en el caso de que su equipo salga ganador.
Durante esas dos horas y pico que suele durar la «sesión» (huérfana de sexo y r&roll, afirmo), el individuo puede quedarse en «trance» (y no ser), o repetir, por condicionamiento, que su equipo es el mejor. En el primer caso, eso que se llevan, porque «no siendo» es la única manera de estar «anirvanao» ( de nirvana). O, al menos, eso es lo que dicen los gurús. Los otros, los animadores ruidosos de «mantra a mantra» y «verso a verso», siempre acaban igual en todas sus catarsis: CONFUSOS. Me explico. Como todos aquellos creyentes (que creen en lo que NO EXISTE, porque no saben de fútbol, o porque su equipo no siempre es el mejor), y que además son gritones de himnos, salmos o raps cañeros de ocasión, les une una pérdida irreparable, que intentan recuperar a golpe de habanera coral: la CORDURA a través del ABSURDO. Analicemos el mantra, «Rá, rá, rá…España ganará». Si te fijas, «rá, rá, rá…no significa nada. Tampoco, «España», en sí misma, es un ente real, sino para los francófilos rojiguáldicos. Y «ganará», significa que tu equipo pasará (como mínimo) un balón más que el contrario tras la línea de gol. Punto. Y ahora vendría la estéril pregunta atornillá, como siempre, al golamen chusquero: ¿acaso, este asunto, de pasar la bola, al otro lado de la cal, es, desde algún punto de vista, trascendente?. Mi respuesta es NO. De lo que se podría inferir que el bubucélico griterío de un estadio, solo trata de hacer un gol a la vida, a través del fútbol y su mercadotecnia banal, pero económicamente rentable.
Otra cosa es JUGAR con un balón y tus amigos, con esas reglas, a veces flexibles, de las pachangas futboleras. Sin árbitros. Sin sprays. Sin televisiones chivatas. Sin sponsors cojoneros y machacas. Sin himnos pedorros y «militarizaos». Sin «pases a la final». ¿A la final de qué?. Y, ¿para qué?. Cuando JUEGAS por placer, no quieres llegar al final. El final es volver a lo cotidiano. A lo que te aburre. Te consume. Te mata, al fin. JUGAR, es reivindicarse como ser creativo que se es. Como elemento asociativo de tu barrio, comunidad o espacio vital donde te muevas. Correr, sentir el aire, la habilidad en tus pies, el cerebro conectándose al corazón y al destino de unos cuantos como tu. Jugando con los otros recuerdas cómo llegar. Descubres tu camino. Y que ganar, como te dijeron, no es lo importante.
El absurdo de la existencia nos agota a veces porque buscamos razones para ser. No existen. Solo el placer de la experiencia de vivir es suficiente. Hacer un mundial de fútbol para ofrecer respuestas existenciales a través del dinero, la corrupción y el poder de la FIFA no es decente, ni moral, ni solidario. El panorama que hemos visto es el de unos seres anestesiados y perdidos en ese Brasil virtual, televisivo y miserable que nos tratan de ocultar porque hace daño. Sí, duele comparar la pseudofelicidad, que pueden pagarse algunos «blancos» privilegiados (comprando su entrada para acceder al estadio), frente a los millones de «criollos» (negros y mulatos brasileños) que sufren el hambre, la favela, las mafias, la represión policial y la ignorancia, a las que el actual gobierno les somete. ¿Para qué?: para distraer, para hacer olvidar, para amodorrar, para adormilar, para idiotizar y privar de conciencia, dignidad y verdadera vida a sus habitantes. Es una de las maneras con la que los amos del negocio, en el que han convertido este planeta, siguen esclavizando al individuo sin que a penas este se dé cuenta de lo que está pasando a su alrededor.
Despierta, hermano: el putrefacto mundial se acabó. Ha llegado la hora del SEXO…. y del ROCK &ROLL!!!!!.
PD: Resultado, ALEMANIA (rica y robótica), 1 – ARGENTINA (corralito y psicoanálisis tanguero), 0.
Mascherano, fue el mejor gaucho en todo el pasto basileño. Messi, solo es un pobre terrateniente abúlico, soso y triste defraudador.

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