El periódico de Torrevieja nº353

La libertad de expresión que disfrutamos en este país da opciones a los medios de comunicación para poder contar las cosas que suceden tal y como son, o solamente una parte, siendo este pequeño matiz el que lo cambia todo, a veces.
Si «olvidas» contar algunas cosas puedes complacer a alguien y ser premiado por ello, en ocasiones con extraordinaria abundancia. Al observar el chollo que esto supone, van naciendo nuevos medios que utilizan el mismo sistema, que debe de resultar muy rentable, no cabe duda.
Lo que sucede es que de esa forma se adultera el preciado bien común del derecho a una información veraz y completa, llegando a un punto en el que quienes eligen el otro camino, el de la independencia, lo tienen muy complicado, sobre todo si tienen que trabajar en un lugar pequeño, donde todos se conocen, ya que se les intenta hacer creer que son ellos quienes lo hacen mal.
Es muy difícil en estos casos sobrevivir, siendo honesto con los lectores y consigo mismos, conservando un mínimo de criterio e independencia, porque te dan por todas partes, pero también se tiene la gran satisfacción del deber cumplido y la gratitud de los lectores, que ven un soplo de aire fresco.
Debe de ser muy cómodo para los que entran en el juego cobrar sin oponer escrúpulos por nada, y contar «el país de las maravillas» todos los días, pase lo que pase y digan lo que digan.
Todos sabemos que es mucho más fácil decirle a alguien que es el más guapo, el más listo y que todo lo hace divinamente, pero también sabemos que son humanos y no siempre es así.
La libertad de expresión es algo muy valioso, que ha costado muchísimo conquistar y que algunos desprecian absolutamente, pero cuando un medio sólo cuenta las cosas buenas y no dice toda la verdad, no puede tener credibilidad, y, entonces, ¿en qué se convierte? Que cada cual ponga su respuesta.

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