Por fin llegaron las lluvias. El ambiente estaba tan cargado que ya da gusto respirar el aire limpio. Estaría bien que se llevase también las hipocresías, envidias y tantas cosas podridas. A ver si de una vez brilla el sol radiante, que devuelva la luz de esperanza a la gente de bien. Personas buenas y honestas que forman la inmensa mayoría de nuestra sociedad. La luz que también hace mucha falta por las calles en la noche.
Hay mucha actividad en el movimiento asociativo local. Lo cierto es que tienen una misión muy bonita por delante. Pero pueden ser muy facilmente manipulables y es peligroso. Hay presidentes que se pueden dejar llevar por la corriente para lograr beneficios. Ya les vimos alguna vez en el salón de plenos -a horas intempestivas- apoyando temas políticos, en nombre de todos los socios, que nada tenían que ver con sus proyectos, pero tal vez sí con las subvenciones. Incluso hubo protestas de socios que decían no estar de acuerdo.
Así resulta curioso contemplar el tejido asociativo local, tan amplio y variado. Algunas parecen conseguirlo todo sin mucho esfuerzo, aparente. Mientras otras van subsistiendo malamente. A poco que se observe, se pueden comprender los movimientos (ahora que se acercan elecciones mucho más). Es difícil entender cómo puede una asociación sin ánimo de lucro, dedicada a ayudar a los necesitados, mantener un local de miles de euros de alquiler. Mientras otras tienen que abandonar su local -mucho más económico- por no poder pagarlo. Entonces otro partido les deja el suyo y ellos se afilian en momento crucial. Otras confiesan que se están quedando sin socios desde que entró de presidente alguien ajeno al partido en el poder. Y alguna recibe subvención a la vez que las facturas de sus actos festivos aparecen también pagadas, según se afirma.
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