Un debate, éste de Antena 3, moderado con verdadera seriedad y rigor por Roberto Arce, que el pasado jueves 10 abordó un tema que, sobre todo por estos lares, nos toca en la vena: ¿Se hunde la vivienda? Después de mucho debatir, se llegó a varias conclusiones, algunas de ellas verdaderas obviedades, como la del contertuliano que llegó a la «conclusión» de que si gente que sin miramientos se ha enriquecido a costa del ladrillo, como, por ejemplo, el famoso pocero, que tanto predicamento tiene en la clase baja, ¿de dónde ha sacado para tener el yate más lujoso del mundo, el avión particular más grande, y los millones de paraísos fiscales que ni él mismo controla…?
Se entrevistó durante el mismo al alcalde de Marinaleda, que, en una campaña sin precedentes, regalaba el suelo y los materiales a sus vecinos y ellos por sus medios deberían construir su casa; cosa que rebatieron Celia Villalobos y Pilar Rahola.
Por otro lado, se ponía el ejemplo de un constructor de Fuenlabrada que ha construido 2.000 viviendas de dos y tres habitaciones, y las ha vendido por un precio medio de 90.000 euros (15 millones de pesetas), y declaraba que él con ganar entre un 5 y un 8 por ciento, le sobraba dinero para vivir «muy holgadamente»…
Al final se preguntaban por qué no había una ley que pusiera tope a estas ganancias, porque si los precios de los pisos fueran siempre así, serían asequibles para todos, se estarían vendiendo y no habría tal crisis, pero claro, como siempre… «a buenas horas, mangas verdes».
Otro tema que me gustaría tratar al hilo de este artículo es por qué los pocos canales que emiten debates serios y de calidad los tienen que emitir a unas horas prohibitivas, para cualquiera que no sea un noctámbulo o esté desvelado. Es intolerable que tanto éste como 59” de la Primera de TVE, se emitan en horarios vampirescos (este último programa de 360 grados acabó rozando las 3 de la madrugada), cuando son la manera de tomar el pulso a la actualidad política y social de nuestro país. Luego sucederá como siempre, que con la excusa de la audiencia baja, los retirarán de la parrilla y para ver aunque sean 10 minutos de debate, tendremos que esperar a los que hacen Concha García Campoy o Ana Rosa en sus programas, en los que cabe de todo y donde mezclan «churras con merinas» con una ligereza de cascos que te deja ojiplático.
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