El ruido y la expectación de anoche cuando vimos pasar a los Reyes Magos dejando como de costumbre boquiabiertos a nuestros niños, ha hecho sitio un día después en esta tranquila tarde de martes, al silencio interior que te “suena” igualmente en los oídos. Porque los silencios suenan, querido lector, y hasta pienso si no sería bueno que nosotros, y para nosotros mismos, nos los proporcionáramos más a menudo.
Y en el de esta tarde, ahora mismo, me he tropezado para mi disfrute con una tercera de ABC de Iñaqui Ezquerra, en la que nos ilustra sobre la conmovedora historia, de la por él llamada Cabalgata Polaca que no me resisto a comentarla.
Resulta que un pequeño grupo de maestros de un pequeño colegio de Varsovia, llamado Zagle, en contacto con otros de nuestra España, y que organiza funciones de teatro por Navidad, está llevando a sus calles desde hace seis años, importada de nosotros con extraordinaria empatía, su pintoresca Cabalgata de los Magos de Oriente, consiguiendo además como efecto dominó que se haya extendido a nada menos que trescientas ciudades polacas y hasta algunas de Italia, Suiza e Inglaterra (ha vuelto a ser fiesta el día 6 de enero, que no lo fue en esa Polonia que durante medio siglo estuvo aplastada por las ideologías aberrantes del nazismo y comunismo, tanto monta). Y por ahora, no contaminados de estado de bienestar alguno que conlleva irremediablemente por lo visto, a la pérdida de otros valores que han sido siempre sostén espiritual y moral del ser humano. Sin camiones con regalos y sin astracanadas que desvirtúen el sentido cultural y religioso de la celebración, consiguen una masiva participación de grandes y pequeños ataviados para el caso y que terminan su periplo, sin vuelta al punto de partida, ante un portal de Belén levantado en la plaza más llamativa de Varsovia. Nosotros, qué caramba, copiamos todo de los, por otra parte, “malvados” norteamericanos y se nos han ido de la memoria colectiva nuestras tradiciones centenarias. La buena.
La mala para terminar y cambiando de tercio. Me hago eco de las estupefacientes manifestaciones públicas de uno de esos chicos emergentes en nuestra política y expuestos interminablemente por todos los platós, que vienen dispuestos a enseñar cómo se gobierna a un pueblo. Es el que lleva gafas con cristales redondos de corte marxista (intelectual, leído, sabiondo, sectario, todo normal), que hoy nos habla de hacer guerra contra Alemania porque Merkel se empecina en hacernos austeros y cumplidores con nuestros compromisos. ¿Sabrá él de guerras? Hasta que cayó hace unos 25 años el ominoso muro de Berlín, media Europa, incluida la República Democrática (qué sarcasmo) Alemana, sufrieron del comunismo staliniano miserable y totalitario, más que una guerra. El oprobio de la falta de libertad.
Pero yo espero, por el bien de España que el Partido Socialista en congreso extraordinario se haga de una vez por todas socialdemócrata de verdad, como en su día González se despojó del marxismo y se integró en la OTAN pues esta vieja nación está en una encrucijada aunque metida hasta las cachas en Europa… Por cierto en esa Europa a la que han acudido como moscas todos los países del Este que se han escapado del paraíso comunista.
JortizrochE
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