La miseria, la pobreza, las calamidades, la carencia de estudios o preparación, los genes, la carencia de trabajos o formaciones, los que pagan sueldos a ultras para mantener a la sociedad donde ellos quieren, la carencia de seguridad ciudadana, etc., parecen ser algunas de las causas de la violencia callejera o en los campos de fútbol.
Lo que ocurrió entre los hinchas del Atlético de Madrid y del Deportivo de la Coruña no debió haber ocurrido si los responsables del orden, por una parte, y de la administración, por otra, hubieran actuado con diligencia y prontitud. Por un lado, al parecer, las fuerzas del orden fueron avisadas del viaje de los ultras hacia Madrid, y, por otro lado, se vendieron unas entradas para ver el partido a algunas personas, al parecer, indeseables, que no debieron haberse vendido.
Pero el problema no está ahí, en si se vendieron entradas o no, que si la policia lo sabía… El problema está en que esos ultras, esos don nadie, esa lacra de la sociedad, la mayoría con antecedentes penales, esos pagados por algunos para desestabilizar la sociedad, a los que no les importa nada a quién matan o destruyen, porque no sienten ni padecen por nada o nadie, a los que la cárcel parece ser un lugar de vacaciones, y conocidos, al parecer, por algunas fuerzas del orden y por la directiva de ambos equipos, debieron haber sido expulsados de los campos de futbol con anterioridad.
La ley, o la carencia de la misma, les permite continuar haciendo de las suyas. Ahora, ambos equipos de fútbol, han tomado ciertas decisiones para intentar controlarlos, apartarlos de los campos de fútbol… Pero eso sólo es una medida provisional, por lo que en el futuro los clubes, a nivel nacional, las fuezas del orden, las administraciones y asociaciones implicadas, deberán tomar decisiones para prevenir esas situaciones violentas que causan muertes y mucho daño a las familias, a la sociedad.
José Antonio Rivero Santana
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