Jean Cocteau
Continuemos estas breves notas sobre el sobrevivir humano como tema principal del quehacer de nuestro intelecto, pues a veces se inquieta de sus propias preocupaciones generadas por imágenes que se mueven en la gran pantalla de la vida, confundiendo más y más lo que nos mantiene incólumes.
Se trata, ante todo, de discernir lo que mueve nuestras emociones de cada día y me refiero a lo que el cineasta y escritor galo Jean Cocteau, empleaba para proyectar en la pantalla o en sus libros su método de «sentir antes de comprender». Nacido en Maisons Laffitte en 1889, fue a la vez poeta-novelista-dramaturgo-deseñador y cineasta, cuyos vocablos o imágenes se retraían más hacia dentro y hacia que lo vieran los expectadores o lectores, y su película «El Testamento de Orfeo», que vi con variada frecuencia, siempre me ayudó a discernir la diferencia que existe entre lo que se había soñado y lo que en realidad había ocurrido en aquellos lapsos de tiempo. El mito de Orfeo nos dio de antaño, no la diferencia filosófica entre lo verdadero y lo falso, sino el poder juntar en una misma sensación que no hay separación entre ambos durante las fantasías cuando no se está totalmente despierto, y con mayor profundidad durante los ensueños, pues es cuando se consigue dar sentido a las sensaciones.
Y no quiero terminar sin referirme a aquellos versos inolvidables de Ángel Ganivet que suelo repetir antes de caer en el abismo del inconsciente cuando me arropo entre las mantas estos días semitemplados antes de que comiencen a florecer los almendros: «Vida y muerte sueños son – y todo en el mundo sueña – sueño es la vida en el hombre – sueño es la muerte en la piedra». Pues resulta que los vaivenes que nos damos sobre los muelles nos van sumergiendo poco a poco antes del derrumbe en el inconsciente.
HECHOS Y DICHOS
Debes tener siempre la cabeza fría, el corazón caliente y la mano abierta para ayudar, según Confucio.
PROVERBIO TURCO
El que busca amigos sin fallos en la mente se va quedando sin amistades.
Dejar una contestacion