El lenguaje como sistema comunicativo

L.L. Zamenhof (1859-1917)

Hay más de 6.000 idiomas hablados en el mundo, lo que no implica que suponga una Torre de Babel en la comunicación, si partimos de que cada lengua delimita un territorio con cultura propia. Desde el punto de vista de filosofía del lenguaje, está bien claro que no podemos razonar ni pasar valores culturales de no ser a través de las lenguas, algo así como hay diferentes sistemas informáticos que no suponen complejidad sino variedad en la red.
El caso que ahora nos interesa hoy examinar es el del esperanto, que se suele definir como  «lengua auxiliar internacional»; un idioma, por decirlo así, apátrida, que no se circunscribe a ningún territorio. No habrá que ignorar que su creador, L. L. Zamenhof, un oculista polaco, quisiera en 1887 crear un lenguaje nuevo para obviar la sinrazón de muchas lenguas que utilizan diversas ortografías para los mismos fonemas según sea su significado. Lo llamó con el pseudónimo de su propio nombre, «esperanto», es decir, hay esperanzas para conseguirlo, a la vez que rompería las barreras del monolingüismo. Mucho de su vocabulario está extraído del latín con adiciones eslavas, anglogermánicas, de lenguas romances e incluso orientales. Cuenta ya con un millón y medio de esperantistas o esperantoparlantes en todo el mundo, de los cuales ya varios miles lo usan como lengua materna y llegan casi siempre a ser bi o trilingües.
Los números hablan por sí solos. Existen en la actualidad 22 familias lingüísticas en el mundo, con unos 6.000 idiomas, si bien la mayoría están en peligro de extinción. En Europa, la mayor parte pertenece al grupo indoeuropeo, con excepciones como el euskera, el finés y el húngaro, que han sobrevivido al paso de los siglos. Fonéticamente, adopta el esperanto la simbología ortografíca eslava, si bien simplificando las especificaciones gramaticales de tiempos y números y aglutinando elementos más simples que el latín en el que se inspiró.
Como cuatrilingüe, tengo que confesar que cada idioma ofrece una nueva visión interpretativa de lo que experimentamos, que no se explicita totalmente en ninguna de ellas, por lo que todo bilingüismo supone un enriquecimiento de lo que observamos. Pío Baroja mantenía que lo importante antes de expresarse en cualquier lengua es conseguir una idea clara de lo que se va a decir, evitando circunloquios, y es que todas funcionan de forma paralela, ofreciendo un modo diverso de decir lo mismo. El problema estará en que los idiomas cambian demasiado lentamente en su desarrollo a juzgar por el plazo que se emplea en su aprendizaje: del esperanto se podría afirmar que se tarda la mitad del tiempo que en casos como el español o el inglés, por mencionar sólo dos ejemplos obvios.

HECHOS Y DICHOS
Los límites de mi lenguaje son los límites de mi propio mundo. Ludwig Wittgenstein

PROVERBIO ORIENTAL
Cuando uses las palabras como dardos, moja antes la punta con miel.

1 comentario

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


*