El pasado jueves 7 de abril, abandoné, dado de alta, la planta 1ª del Hospital Público de Torrevieja «Dr. D. Manuel García Gea», tras someterme a una delicada intervención quirúrgica, consistente en «resección transuretral de próstata», previamente programada por el Dr. Sven Jorg Petry y su equipo, quienes resolvieron de la mejor de las maneras mis padecimientos, iniciando seguidamente una pronta recuperación.
Nunca tendré muestras ni palabras suficientes para expresarles mi total agradecimiento por su buen hacer, por su profesionalidad y su saber estar, cualidades, en suma, que hacen que un paciente se sienta en buenas manos en todo momento.
Sería muy ingrato si, en este agradecimiento, no incluyera a TODO EL PERSONAL de la planta 1ª del centro. Sí, he dicho TODO, con mayúsculas, porque así lo siento. Y nada es demasiado para felicitar a ese equipo de enfermer@s, auxiliares, celadores, personal de limpieza, personal de cocina… que forman un grupo compacto, bien dirigido y con una gran dosis de humanidad que les hace más próximos y atentos. Profesionales que encierran, cada uno de ellos, grandes valores personales. A todos/as, quiero manifestarles desde estas páginas mi agradecimiento más sincero a su entrega y dedicación responsable.
Y, sin embargo, he notado que, en muchas ocasiones, estos profesionales deben solventar múltiples dificultades espontáneas, derivadas de este trabajo. Es por ello que mi agradecimiento se torna en queja para denunciar el enorme colapso que con frecuencia soporta el servicio de Urgencias. Hace unas semanas me vi en la necesidad de utilizarlo, y la experiencia fue calamitosa. Allí permanecí «tirado», sin mucha o nula información y sin nadie a mi vera -a pesar de suplicarles presencia familiar- que atendiera mis acuciantes necesidades naturales. Descubrí, no obstante, que estas deficiencias nada tienen que ver con el personal, sino más bien son fruto del diseño, la funcionalidad y sobremanera de la mala utilización por parte del usuario, de un servicio tan puntual y vital, que así se torna en inapropiado y tercermundista. A quien corresponda, le suplico encarecidamente que tome conciencia de la gravedad y dote convenientemente al servicio de Urgencias, acorde con la población residente, ya que, en la actualidad, supone un demérito a los esfuerzos de sus trabajadores y profesionales. Asimismo, quiero aprovechar este espacio para felicitar y animar a los responsables del servicio religioso del Hospital, Rdo. D. Mariano Martínez Bernat y Rdo. D. Francisco Ferrández Noguera. Que siembren la semilla de la palabra de Dios de manera infatigable y, a no dudar, el Señor les recompensará con el fruto de una buena cosecha. Ellos son la correa de transmisión entre el enfermo y Cristo Crucificado.
Por último, es mi ferviente deseo que en esta época que nos ha tocado vivir, y cuando desgraciadamente tanto se habla de agresiones y problemas con los profesionales de la salud, que este mi escrito suponga un estímulo y a la vez satisfacción para todos cuantos por vocación y con entrega generosa trabajan al servicio de los enfermos. Muchas gracias.
Maximiliano Gutiérrez, «Maxi»
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