Carta de despedida

Dentro de poco mi pequeño (más pequeño) cumple 3 años.
Exactamente los mismos que hace que la soledad y la lucha contracorriente que llevamos muchas veces las mamás que optamos por la lactancia materna dieron lugar a que se me juntara una mastitis con otra… Cosa que, después de 2 años y medio de lactancia, no lograba entender.
Pues bien, fue en esa etapa en la que me di cuenta de lo bien que funcionan las redes de madres, y lo necesarias que son.
Mis mastitis se curaron gracias a la ayuda de una mamá que iba a un grupo de apoyo madre a madre en Cartagena que vino a verme. Ella me contó las posibles soluciones que surgían allí en las reuniones, gracias a la experiencia que unas y otras ponían en común. Recuerdo que esta mamá me preguntó si existía aquí grupo exclusivamente de madres, y al decirle «pues no», su respuesta automática fue… «CRÉALO».
Pasaron unos meses y poco a poco algunas mamás que nos conocíamos de las reuniones de la matrona y demás nos fuimos poniendo en contacto y tiramos para delante con este proyecto llamado Lactatorre. Al principio costó bastante empezar, buscar local, darnos difusión, llegar a las madres… Pero pronto nos dieron apoyo y cobertura por parte del Ayuntamiento, con la cesión del local y de lo que hemos pedido siempre para hacer charlas. Esto nos dio mucho empuje.
Otro punto de apoyo fue la entrada en el Hospital, en el Comité de Lactancia, siempre contaron con las madres voluntarias, nos abrieron las puertas a sus reuniones y allí seguimos, escuchando y opinando como eso, madres que dedican parte de su tiempo para ayudar a otras.
Ahora mis pequeños crecen y cada vez miramos más hacia otro lado, nuestras necesidades, y sobre todo las suyas son cada vez más distintas. Este hecho da la ocasión, junto a que es lo que procede por estatutos, a que la junta directiva cambie por completo y la asociación siga con su preciosa labor. Continuar y crecer.
Personalmente, seguiré con el voluntariado, pero desde otro punto, ya que, cuando a uno le nace ser voluntario, le nace siempre. Y sobre todo, porque ver niños que van creciendo felices con lactancias maravillosas para mí tiene incluso un punto de adictivo 🙂
Sólo dar las gracias personalmente a Mamen Mateo, a Rosario Chazarra y al matrón Marcos Camacho. Sus impulsos han sido básicos para llegar hasta aquí. Así como a todas las madres que me han dado su calor y cariño estos años. Por supuesto, no se me puede olvidar una gran amiga y casi hermana que nos dio el impulso y el aliento que necesitábamos para empezar y nos lo siguió dando mucho tiempo. Ni de todas las que empezamos este proyecto y las que ahora lo continúan. El apoyo entre madres es básico para que la sociedad funcione… Desde esa profunda convicción encuentro el aliento para seguir siendo voluntaria.
Tengo que hacer una mención especial de agradecimiento aquí a mis hijos y a mi marido, que, siendo ellos los motores de este trabajo, también lo han sufrido… por las siestas que he tenido que cortarles a veces por ir a ver a otras mamás, y las tardes de aburrimiento que han tenido que pasar otras muchas veces porque «sólo hay bebés mami… me aburrooooo». En este sentido, todas las madres voluntarias nos entendemos seguro. Mi agradecimiento enorme a ellos, a los que estoy mirando ahora mismo y hacia los que dirijo definitivamente la mirada. Gracias Paco, gracias Marina y gracias Paquito. Preciosa familia que tenemos y regamos cada día.
Un abrazo a todas las mamis que lo intentan, a todas. Y recordad que desde Lactatorre os prestaremos toda la ayuda que esté en nuestras manos siempre, con apoyo y cariño, como siempre.
Muchas gracias desde lo mas profundo del corazón, para mí han sido un regalo estos años de presidenta de Lactatorre.

Hasta siempre,
Marta Mercader

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