Alexis Carrel
Tras un tratamiento controlado de fisioterapia en el Hospital de San Jaime en Torrevieja, cuyo desarrollo fui siguiendo paso a paso en mi propia carne, pude caer en la cuenta de que no había pasos bruscos entre el quehacer del pensamiento y las respuestas de mis yugulares, y me refugiaba en la filosofía oriental que logra llegar a un punto de encuentro entre lo físico y lo inmaterial.
Me han estado aplicando durante varias semanas cuatro técnicas que para mí resultaban partes del mismo proceso de reactivar el sistema motriz, a la vez que reforzaban mi deseo de llegar a conseguir que respondieran mis tendones a las órdenes del sistema nervioso. En primer lugar, utilizaba una de las fisioterapeutas el sistema de «Ultrasonido» con un gel conductor para reducir las contracturas musculares. Le seguía un masaje de un cuarto de hora con crema hidratante para complementar el proceso, relajando las musculaturas por medio del método TENS de corrientes continuas, sirviendo de analgésico a fin de disminuir la tensión muscular. Todo ello se complementaba con una aplicación de «fango» o barro caliente aplicado a las cervicales para relajar los músculos recalcitrantes, ya que el sistema motriz se resiste a llevar a cabo algunos de los movimientos con los que la mente intenta controlar nuestras reacciones.
Alexis Carrel, premio Nobel de Medicina 1912, fue un científico fuera de serie que visualizó las conexiones de la materia y del espíritu, pues, según él, los dos componentes se integran en este gran proceso funcionando a la par, casi sin diferenciación. Por otra parte, observaba el derrumbe de los valores morales dentro de nuestra cultura occidental: «El hombre», diría, «es un extraño en el mundo que él mismo ha creado al no poder conjugar el paso del tiempo con su equilibrio interior a través de la conciencia». Otros pensadores galos, como Henri Bergson (1859-1941) han sugerido que «la inteligencia no es más que la prolongación de nuestros movimientos y su control y que el ojo de la mente por la reflexión logra completar todo el proceso de equilibrio entre lo sentido y lo que pensamos, ofreciendo soluciones a los problemas serios a través de simples análisis de los fenómenos que nos afectan día tras día».
HECHOS Y DICHOS
Quien no reflexione sobre sí mismo no pensará en nada. Oscar Wilde
PROVERBIO PARA PENSAR EN OTROS
Tanto si notas que puedes como que no puedes, tendrás toda la razón del mundo.
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