Con todos mis respetos

Digo con todos mis respetos, y me explico.
No estoy de acuerdo con las declaraciones del Papa Francisco en Cuba, donde dice que hay que servir a las personas y no a las IDEAS. Claro, esto lo dice el Papa en Cuba, y no en el Congreso de Representantes de los EEUU. Que quede claro que este «junta letras» no trata de dar lecciones de nada a una persona como el Papa Francisco, con una amplísima cultura a todos los niveles. Pero sí que quien escribe este artículo, tiene y defiende IDEAS.
El Papa Francisco va a Cuba y les dice esto a los cubanos, que desde el año 1959 han visto cambiar una «delantera» de Presidentes de los Estados Unidos, y varios Papas, y que con sus IDEAS siguen manteniendo un bloqueo económico canalla sin precedentes para ahogar eso mismo que el Papa combate, las IDEAS.
Con todos mis respetos, le digo al Papa Francisco que él diariamente en todas sus actividades lo que divulga son sus IDEAS, y hay que respetarle, pero lo que no puede hacer el Papa es intentar cambiar el curso de la historia en ese aspecto, pues la libertad y la democracia van unidas a la defensa y el respeto a las IDEAS de las personas, porque, si no es así, a continuación vienen las Dictaduras.
Lo que a mí me causa asombro es que una persona como el Papa Francisco trate con esa frivolidad un tema tan delicado como el de las IDEAS.
Aquí en esta España; de nuestra nada, que tiene una deuda que nos está llevando al desastre, por salvar a los bancos de todas sus chorizadas, tuvimos una Dictadura durante 40 años por las IDEAS que impusieron los franquistas y la compañía, que le paseaban bajo palio por todo el país.
Tenemos ahora mismo el drama de los refugiados sirios, que por culpa de ciertas IDEAS de las potencias mundiales, están dejando ese país como un solar, pagando las consecuencias el pueblo llano que es el que sufre las consecuencias de esas barbaridades.
Y, si seguimos, ahí están Irak, Afganistán, etc., que con el estandarte de ciertas IDEAS, les han barrido del mapa en su momento.
A seguir galopando…
¿Hasta cuándo? Al tiempo.

Gerardo Garrido