Hoy quiero meterme en lo más personal que existe en el ser humano, que es la intimidad con la que se reconoce e identifica uno mismo y con la que se protege como «persona», muy por encima de lo que le defina dentro de una clase social o la de perteneciente a una familia pudiente, o incluso de su género.
Nada se escapa al sentido del término, si se trata de seres vivientes, pues todos mantienen sus derechos a su propia identidad, pero para poder definir estas características, habrá que referirse al vocablo de origen latino «personalidad» en referencia a todo ser viviente, pues el mero hecho de estar vivos nos otorga todos los derechos a considerarnos personas si el verdadero sentido del vocablo en su etimología es el de existir «per se», al margen de todos los demás.
En términos reales se suponía en el «campus» de la Universidad de Cambridge que todos los que habitaban tenían los mismos derechos y a la misma privacidad sin tener en cuenta ni sexo ni edad. Fundada en 1209 por «masters» o académicos de la Universidad de Oxford fue la segunda universidad de habla inglesa. En 2012 contaba con 11.940 miembros y cada uno conservaría de por vida su número de identidad. A mí me tocó el 43.758, como perteneciente al St. Edmund’s College.
Y no quisiera terminar el tema sin otra referencia personal, como algo que contribuye a formar un dato más de las experiencias propiamente personales, en las que nos refugiamos como nuestras, que es lo que va aglutinándose como «my room» diferente de «your room». Pero en la lectura se puede pasar a intérprete de lo leído, haciendo que la magia de la palabra convierta lo personal en «common room», haciendo que lo leído sea el punto de encuentro del escritor y del lector.
HECHOS Y DICHOS
El amor es la historia de la vida en las mujeres, y un episodio en la de los hombres. Madame de Stael
PROVERBIO ÁRABE
La primera vez que me engañes, la culpa será tuya. La segunda vez, la culpa será mía.
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