Yo también vi el debate o cara a cara entre el bipartidismo. Y lo digo sin ningún tipo de problema ideológico: me hubiera gustado poder ver un debate de ideas, argumentos, programas entre los cinco o seis candidatos a la Presidencia de mi país, el reino de España. Exactamente no sé quién ganó, y eso importa poco de cara al voto indeciso existente, creo. Evidentemente, todo era previsible, el recorte de derechos y libertades (enseñanza, dependencia, reforma laboral, sanidad…) por el lado de Sánchez, y la ¿mejora? de la economía, economía, economía, por el lado de Rajoy. Todo parecía un juego pactado, con un moderador que hizo callar a uno más que a otro, hasta que uno le hincó el colmillo al otro sobre la corrupción, los papeles de Bárcenas, el Rato de Bankia, el rescate financiero, las tramas Púnica, Gürtel, Granados, la financiación ilegal, siempre supuestamente, pero cada vez más clara que el agua, del Partido Popular, hasta llegar a «es un presidente indecente». Y ahí estallaron los nervios y el tic en el ojo de Mariano, que lo vi yo. Mariano se defendió, claro, o al menos lo intentó, calificando al contrincante de miserable, ruin, y deleznable, pero previamente le dijo que era «ruiz». Es usted «ruiz», ruin, miserable y deleznable. Y con ésas parecía que todo quedara como muy «ruiz». Creo que no quisieron insultarse, pero es que un debate, si no se calienta (dentro de unos parámetros normales), ni es debate ni es ná. Recuerdo que en nuestro pequeño parlamento local, cuando la cosa se calentaba un tanto, el señor presidente cortaba el sonido por lo sano y se acabó la bulla, atajo de antitorrevieja, pues sí que estamos bien. Hoy, todo indica que los tiempos han variado, aunque para algunos políticos mitineros buenos en oratoria, la culpa de todo la tenga «Ciudadanos», de que no funcione el alumbrado público, de que las calles estén sucias, de que muchos expedientes administrativos no estén claros, de que las urbanizaciones estén descuidadas, de que se haya prorrogado el contrato de las basuras, de que las paguicas ya no se vayan a dar en mano… y un buen montón de cosas más.
Yo lo que veo muy inteligente, y se hace casi sin ruido, es que las alfombras van levantándose paulatinamente, sin prisas, y nos vamos enterando de cosas de las que difícilmente nos podríamos haber enterado. Y lo digo sin apasionamiento, pero me va gustando, a pesar de tantos pesares. Todo va muy «ruiz», incluso sin Ruiz, que ya es. Así que felices fiestas navideñas a todos mis amables lectores. Y que el 2016 nos traiga un Presupuesto solidario, muy social y del que se beneficien los contribuyentes todos, sean del signo que sean. Amén.
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