Carlos Sánchez Arenas
Militante socialista
Hace ya unas semanas participé en un encuentro entre asociaciones juveniles y Consejos Locales de la Juventud de Baleares, Cataluña y Comunidad Valenciana en Tarragona, una ciudad en la que merece la pena sumergirse. Durante el mismo, algunos participantes se me acercaron con interés para hablar de política resultando que compartíamos algo, un nexo común cuya fortaleza me permite confirmar estas conversaciones, a pesar de que ahora mismo sólo yo mantenga esa condición, habíamos sido compañeros de militancia en el PSOE.
La conversación empezó con opiniones respecto a la situación política y también sobre el partido que nos unió, se mostraban interesados en mi punto de vista a cerca de los cambios producidos y también respecto a las perspectivas electorales, ellos a su vez realizaban un desahogo explicando sus motivos para haberse ido, resultando que pesaban más los problemas locales. Yo seguía sus argumentos y pensaba en la familiaridad con la que hablábamos.
Entonces yo realicé la pregunta clave, que debía tener o hacer el actual PSOE para volver a recuperar la confianza de personas que tanto se han identificado con él. Hablamos de la falta de credibilidad y ellos respondieron que eran necesarios gestos como el revertir las decisiones en el Gobierno que más contestación tuvieron. No me era necesario este encuentro para ser consciente de que la reconciliación del Partido Socialista con buena parte de su electorado se ve obstaculizada por la desconfianza, pero sí lo ha sido para que luche con más ganas para que se produzca, pues ellos con su interés me han mostrado la existencia de un vínculo.
Un vínculo muy difícil de romper con cientos de miles de personas, invisible a simple vista pero que se manifiesta en esa confianza con la que nos tratamos quienes fueron mis compañeros y yo, que también me une con millones de personas a través de la educación pública, la lucha por la igualdad de la mujer, la universalización de la atención sanitaria, el poder contraer matrimonio sin importar tu preferencia sexual y la atención a las personas dependientes, ese vínculo es el Partido Socialista Obrero Español.
Los Socialistas queremos volver a ser sinónimo de igualdad y de oportunidades, sobre todo para quienes más han sufrido la crisis. Nos presentamos con un programa electoral sólido, en el que ha participado muchos colectivos más allá del propio partido, que supera el examen de más de 500 organizaciones en la web de “Poletika”, con un compromiso claro por la ciencia en España muy necesaria para una economía sostenible y por ello, consigue la mayor puntuación en el análisis del colectivo de profesionales por la ciencia.
Yo quiero un presidente para la mayoría, un presidente limpio, creo en Pedro Sánchez, por eso yo voto al PSOE y pido el voto para sus candidaturas.
Mira, chaval, la educación pública y la atención sanitaria no es un invento de la Psoe, sino de Franco. Aunque a tí esto te parezca imposible, la Seguridad Social la creó el dictador, como las vacaciones pagadas, el sindicato y la magistratura de trabajo sin abogado ni procurador, como las universidades laborales, las catorce mensualidades, etc, etc.
Lo de las coyundas homosexuales no lo llames matrimonio, sino uniones civiles homosexuales, y lo de las personas dependientes se lo cuentas a tu amigo ZP que dejó la caja en bancarrota de manera que no había con qué. Y no me mientes a Bárcenas que saco los ERES y los cursos de formación y quedas como Cagancho en Almagro.
Ah, y el instituto de la vivienda (y aquello no eran soluciones habitacionales, sino hogares)