Pasados ya unos días en los que han sucedido cosas como el derribo de las casas junto al Ayuntamiento, que -por cierto- va a suponer un ahorro importantísimo a las arcas públicas en pasta que se paga por alquileres para dependencias municipales, y que no se entiende muy bien por qué hay gentes que no ven bien esta medida. No es comprensible. Y sí es comprensible del todo que haya una muy buena parte de la ciudadanía que haya mostrado su desacuerdo con la contratación (más por la pasta a ganar) de un asesor economista por parte del alcalde para cuestión tan transcendental como el contrato del servicio de basuras y otras limpiezas varias. Decisiones polémicas que dan vidilla política a la aldea global, con todas las cosas que hay que hacer para reinventar esta ciudad desinflada por los cuatro costados: revisar y rediseñar el PGOU, dar solución a la fachada marítima, el conflicto permanente en la plantilla de la Policía Municipal, el estancamiento de nuestro turismo, el desfase total de nuestro pequeño y mediano comercio y un largo etcétera con el que no quiero aburrir a las ovejitas.
Pero, a lo que iba, da mucho miedo el hecho de que nos estén vigilando, de que nos espíen masivamente las centrales de inteligencia de los servicios inteligentes de los americanos tan inteligentes a través de las grandes compañías de Internet. Están al día las entrevistas a Snowden y Assange, dos nobles ciudadanos que luchan y arriesgan sus vidas para defensa de nuestra libertad y de nuestra vida privada. O sea, que lo que está claro es que esto que estoy escribiendo en el correo electrónico, este articulillo de nada, estará archivado, seguro, en la NASA, por lo menos. Y eso me da miedo, mucho miedo. Está bien que vigilen a los terroristas, pero, coño, ¿es que todos somos terroristas o qué? Es verdad que el mundo está lleno de espías, contraespías, hackers, organizaciones criminales… y eso tienen que combatirlo con sus mejores armas los gobiernos todos. Pero de ahí a que conozcan la historia secreta de nuestras almas me parece que hay todo un abismo. No sé, sigo teniendo miedo y terror bíblico con todo lo que está pasando. Estoy seguro de que Fanny Serrano no es culpable de mi miedo.
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