Convulso inicio del curso político el que vivimos en Torrevieja. El Gobierno local se enfrenta a lo que se puede considerar su primera crisis interna, por una cuestión de pérdida de confianza mutua entre Sueña Torrevieja y la Alcaldía, en las personas de Pablo Samper y José Manuel Dolón. Bajo este asunto que ha estallado, subyace la doble tensión a la que se ven expuestos los gobernantes, que deben decantarse entre la legalidad y la eficacia. En teoría, ambas deberían ir de la mano, para beneficio de los ciudadanos, pero en un Ayuntamiento donde repentinamente proliferan los errores administrativos y los más altos funcionarios se decantan por las negativas sistemáticas para cubrirse sus espaldas, los políticos deben hacer muchas veces piruetas sobre la cuerda floja para poder sacar adelante sus iniciativas; teniendo en cuenta que, si se inclinan mucho por una de las dos opciones, corren el riesgo de llegar a convertirse en corruptos, o, en el otro extremo, en inoperantes. Y, en el caso que nos ocupa, la cosa se pone todavía más difícil, tras unir PP y C’s sus votos para tumbar el presupuesto municipal de 2016, lo que restringe enormemente las posibilidades de inversión del Ayuntamiento, y paraliza proyectos tan ambiciosos como la municipalización del servicio de basuras -que prometía transformarse en «uno de los más avanzados de España»-, la revisión del PGOU, o la ampliación de subvenciones a los clubes para que gestionen las Escuelas Deportivas. Ante este panorama, ¿será alguien capaz de dar soluciones legales y eficaces a los problemas de la ciudadanía?
A la pregunta final: NO Y MIL VECES NO.
Que vuelva Mateo !!