Ya está aquí la primera luna llena de la primavera, luna de Parasceve, Triduo Pascual, Resurrección del Señor y su Octava de Pascua… que terminará después de cincuenta días en el domingo de Pentecostés, conmemorando el envío del Espíritu Santo a la Iglesia. Nos vendrán bien estos días de Semana Santa y su Pascua, sosegados, sin entretenernos mucho con los móviles y «resando» los/las que quieran, que nunca es contraproducente.
La Junta Mayor de Cofradías se apunta un tanto de excepción, al designar pregonero a D. Antonio Pelayo Bombín, sacerdote y periodista vallisoletano ordenado en 1968. Graduado periodista, ha trabajado como tal en prensa y después en televisión. Nueve años en París y desde 1986 trasladado a Roma, donde ha sido consejero eclesiástico de la Embajada de España en la Santa Sede. Entre sus premios, el «Calabria» de la Presidencia de la República Italiana como mejor corresponsal extranjero. Hace dos años pronunció en la plaza Mayor de su Valladolid natal el Sermón de las Siete Palabras en Viernes Santo. Durante su último destino ha acompañado a los tres últimos Papas en sus innumerables viajes y por ello su experiencia es más que notable en cuando a la relación Iglesia y Periodismo. Aconsejo a todos Vds., amables lectores/as, que asistan al acto, pues será sin duda memorable. Éste es mi primer comentario hoy, en este mes, referido a lo que se verá y oirá alrededor de nuestro campanario.
Porque yo creo que ahora no hay más alrededor que el de nuestro campanario. El de más fuera, es otra cosa, viendo y oyendo la televisión. Es el mundo global atribulado por todo lo que pasa, que nos hace impotentes para rectificar algo si es que hiciera falta, y que parece no tener fin.
Porque la guerra de Siria, ahora otra vez con armas químicas, no tiene nombre. Años dura y terminará por desestabilizarlo todo. El Líbano fronterizo dice que no aguanta más, pues tiene millón y medio de refugiados sirios. El vecino Irak tiene también su batalla permanente en Mosul contra el yihadismo, y ahí están Rusia y Turquía con sus intereses, dicen, de geopolítica (?!), que no se sabe si atacan o defienden. Las naciones europeas, ante la avalancha migratoria, quieren pero no saben, cómo defender nuestro consabido estado de bienestar.
Y, para terminar, después de estar defendiendo en nuestra tertulia de este mañana -ésta sí alrededor de nuestro campanario- la presunción de inocencia, que nadie sabe lo que es en el ámbito político, regreso a mi casa y se me ocurre enchufar el Internet, y, ¡zas!, noticia de la dimisión de nuestro vecino Presidente de la Región de Murcia, tan amado y protegido por el «aparato». Y más noticia, la amenaza de Inglaterra de machacarnos por Gibraltar, el peñón de los monos, pero con billones de billetes de todos los colores y procedencias, eso sí, ¡ay!, cuando no hemos dicho esta boca es mía… Señor, señor, lo que hay que ver.
Empecé con la luna y no me resisto a terminar, esta vez de verdad, con unos versos cortitos de Cernuda:
«Mágica por el cielo la luna fulge,
llena luna de parasceve».
JortizrochE
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