Éste es el nuevo argumento del PP en la Comunidad Valenciana, más concretamente, de un diputado provincial y teniente de alcalde de Torrevieja. Dice que con el agua desalada puede haber malformaciones o enfermedades testiculares. Como decía el ex-presidente del Congreso y candidato por Alicante, sr. Trillo, y nunca mejor dicho, «manda hue…». Hace 40 años que existen desaladoras en España. Por cierto, y según esta nueva teoría, la isla de Gran Canaria debería estar saturada de especialistas en urología debido a las atrofias testiculares, etc. Sin embargo, entre los canarios, así como entre el resto de población mundial que ha hecho y sigue haciendo uso de las desaladoras, no parece que haya incidencia urológica entre la población masculina. El uso de las desaladoras no es algo gratuito que se le ocurre al primer gobierno de turno. Se da especialmente en países con extrema sequía o carentes del recurso hídrico dulce. Tengamos en cuenta que la existencia de agua dulce en el mundo es tan sólo del 1% del total, que atravesamos una de las peores sequías desde 1947 y además padecemos del efecto invernadero, que provoca también escasez pluviométrica; y que, sumados a estas premisas, deberíamos tener en cuenta además los estudios geográficos de cara a 30, 40, ó 50 años sobre la pluviosidad, sobre todo en el arco mediterráneo español, donde según Al Gore (ex-vicepresidente americano), empieza el punto cero de la desertificación. Con todos estos ingredientes, cabe pensar que la solución de más sentido común sean las desaladoras. Esta opción siempre estará ahí dando servicio, no se precisará que llueva o que no llueva, que estemos pasando por tiempos de sequía o no. Con esta medida, en esta segunda legislatura del Partido Socialista se empezará a tener agua. En Torrevieja, dará 80 hm3, 40 hm3 para la agricultura y otros 40 hm3 para el consumo (la mayor de Europa). Sin embargo, las autoridades locales y regionales no hacen más que poner trabas y frenos, hasta el punto de haber tenido que recurrir el Gobierno de la nación al Constitucional; lógicamente, le han dado la razón: «el bien general prevalece sobre el particular y, sobre todo, sobre el partidista». Las depuradoras llevan muchos años de construcción, y las actuales, con unos sistemas muy sofisticados de ósmosis inversa, producen un agua dulce muy similar a su propia definición: «incolora, insípida e inodora». Hace 50 ó 60 años, cuando se proyectó el trasvase Tajo-Segura, seguramente no se pensó que la cabecera del Tajo estaría tan seca y vacía como en la actualidad están Entrepeñas y Buendía. Sobre eso es lo que hay que reflexionar y pensar, que al Ebro le pasará igual. Sin embargo, el mar es fuente inagotable. Además, hay que pensar que el coste del agua desalada está calculado aproximadamente a 0’51 euros/m3, incluso para usos agrícolas puede bajar a 0’32 euros/m3. Sin embargo, la del trasvase del Ebro podría alcanzar un precio de 0’92 euros por m3. Confiemos en que al fin la razón prevalezca sobre la sinrazón. La propia Unión Europea ha informado negativamente sobre la inviabilidad económica, social y ambiental del trasvase del Ebro. Por el contrario, sí ha avalado la construcción de las desaladoras, que ha comprometido la aportación de 1.262 millones de euros en ayudas a fondo perdido.
Joaquín Garrido Mena
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