El 21D bajo el «imperativo legal»… El nacionalismo

El 21D bajo el «imperativo legal», la consulta independentista o nacionalista se ha consumado y, tras ella, la corriente catalanista subversiva y republicana, tras las votaciones, sale reforzada y afianzada por los resultados favorables obtenidos, y, si antes el conflicto era un órdago al poder gobernante de la nación, elPP, bajo la torpe y desordenada y pésima actuación del presidente Mariano Rajoy y sus subordinados, ahora ha pasado a un punto de ebullición que se desborda por todos lados y no se sabe cómo atajarlo, pues no dan con la contención del mismo en este endiablado embrollo secesionista que nos ha dejado catatónicos, pues España está abierta en canal. El núcleo que da forma a una entidad e identidad, con sus diferentes sensibilidades de lengua, cultura, costumbres y orígenes, todas ellas entre sí, que se aglutinan y dan forma a la nación española.
Las aguas, antes turbulentas, ahora corren tumultuosas, arrasando desde el principio los cimientos del entendimiento, la sensatez, la cordura y el desconcierto en toda regla, en este enrevesado panorama político, y la incógnita de su solución el tiempo la dirá, pero en este estado democrático de libertades y derechos, la serenidad, la concordia, la convivencia y la paz son lo que debe prevalecer ante toda clase de ambiciones y de poder.
Los nacionalismos exacerbados de pertenencia a una raza u origen ancestrales no traen nada bueno ni nuevo, y están ahí desde tiempos inmemoriales. De ellos se han amamantado todas las guerras habidas y por haber en tiempos actuales. De un libro de pequeño formato que compré hace tiempo, del filósofo y escritor Fernando Savater, cuyo título es «El mito nacionalista», cito algunos párrafos: «En mi opinión, el nacionalismo es uno de los peores enemigos que tiene en este final de siglo la idea ilustrada de una ciudadanía basada en los derechos que se comparten y no en la similitud étnica. Creo que hoy podemos juzgar el grado de civilización alcanzado por un estado nacional según su capacidad de integrar armoniosamente diversas culturas, razas, lenguas o religiones», «estoy convencido de que la democracia española no tiene hoy amenaza más grave que el terrorismo etarra y la ideología que lo subyace», «porque el origen cumple primordialmente una función discriminadora, la de optar entre unos y otros: aun mejor, legitima a unos para poder excluir a otros», «aquí refiere que Nietzsche consideraba característico de la libertad: reconociendo los derechos de los demás y no sólo los propios», y por último, uno de sus párrafos que le viene como anillo al dedo al nacionalismo separatista de origen catalanista excluyente: «Y nos vamos disgregando en bandadas semejantes a las de aquellos pájaros descritos por Borges en su libro de «Los seres imaginarios», «ésos que vuelan siempre de espaldas, porque nunca les preocupa a dónde van, sino de dónde vienen»».
Este libro de pequeño formato escrito en San Sebastián en enero de 1996 es la falsedad del mito de los nacionalismos y su peligrosidad, que está latente siempre de una manera u otra. Los otros días, en la radio, oí que anunciaban otro libro de Fernando Savater, cuyo tema y escrito es el conflicto de España, con el revolucionario nacionalismo separatista catalán, que, por desgracia, ahora «triste ironía», nos ha llegado y nos está enfrentando y haciendo sufrir.
Mientras, Rajoy, con los pies carcomidos por la corrupción a tope, su soberbia, prepotencia y falta de ideas e inteligencia, sin asimilar sus graves causas de ladronicio, sigue en la inopia, y los independentistas catalanes PDC, IRC y la CUP, «tres en uno», unidos por la misma causa, y C’s, aunque ganador por votos, no puede por sí solo gobernar, y los demás partidos se niegan a darle su apoyo para que gobierne, y así estamos, en un círculo vicioso que nos lleva al desconcierto, el estupor, y a ninguna parte hoy por hoy. Sólo prima obtener el poder, sea de la ideología que sea. Los votos de los sufridos votantes de a pie, con sus penurias y sus derechos pisoteados, y que buscan que mejoren sus vidas… les importamos un pimiento, por no decir una M…

Josefina García

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