Julián Martínez Gracia
Secretario para la Sostenibilidad
Medioambiental y Ordenacion del Territorio
C.E.L. PSPV-PSOE Torrevieja
El pasado 20 de mayo, se celebró el XX Aniversario del «Glorioso Alzamiento»; ¡disculpen!, pero con todo este lío de la Memoria Histórica y lo que se asemeja este personaje del cual les voy a hablar al dictador Franco, hay veces que me falla la percepción del tiempo en el que vivo.
Vamos a situarnos en tiempo real. Lo que se celebró el pasado 20 de mayo en la ciudad de Torrevieja fue nada más ni menos que la llegada a la Alcaldía por parte de P. Ángel Hernández Mateo a través de una MOCIÓN DE CENSURA capitaneada por la anterior alcaldesa socialista, Rosa Mazón (que en aquellos tiempos formó un partido independiente llamado la CUT), contra el PSOE y su alcalde Joaquín García Sánchez; al cual desde aquí quiero brindarle un homenaje porque nadie como él ha representado los valores del PSOE, y todavía sigue estando al pie del cañón, todo un símbolo a seguir dentro del socialismo, al cual personalmente me une un afecto especial.
A partir de esa fecha, se instaura un nuevo «régimen» en la ciudad de Torrevieja. Los tentáculos de la derecha más retrógrada del PP se instalan en las entidades deportivas y culturales de la ciudad con el fin de encontrar adeptos a las nuevas formas de vivir que se iban a imponer en la ciudad; todo eso acompañado de la proliferación de la construcción, de ahí donde los poderes locales encuentran su filón y empieza la masificación de la ciudad con un «urbanismo insostenible». La ciudad empieza a crecer, pero el desorden es visible. No se sigue ningún criterio razonable, sólo el del «urbanismo a la carta». Debido a esa gran crecida descontrolada, la inseguridad ciudadana se acentúa y miles de vecinos salimos a la calle a pedir esa seguridad; seguridad que tendría que estar ya en Torrevieja, si no fuese por las trabas burocráticas que pone el Gobierno local del PP al Gobierno de España del PSOE en el tema de la Comisaría.
Se destapan supuestos casos de corrupción, el déficit municipal es ya insostenible, el despilfarro económico de los gobernantes es de tal magnitud que trascienden a la prensa facturas de un restaurante donde «Pedro y su equipo» se gastan en un solo día mucho más de lo que una familia media de la ciudad tiene para pasar el mes, y más temas como el del Pascual Flores, etc.
Pero, para mí, todavía hay un tema que es de vital importancia y daña la dignidad de las personas, y por lo que al principio pude deciros que el «demagogo» de Hernandez Mateo se asemeja a Franco: LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN. El demagógico alcalde que alardea de escuchar a todo el mundo -cosa que no es verdad, de lo cual puedo dar fe-, el que dijo que «daba igual de donde viniera el dinero, lo importante es que viniera», este «político» que se da golpes de pecho ante su patrona, pues ya hace bastantes años comenzó una «CAZA DE BRUJAS» en los lugares donde él y su séquito tuvieran influencia, por el simple hecho de criticar su gestión, no estar de acuerdo con su forma de ver las cosas, y aún más si militas en algún partido de izquierdas. Esto, donde se ha dado principalmente, ha sido en el Ayuntamiento, y si alguien tiene alguna duda, que pregunte a algún trabajador municipal en la Policía Local, Equipo Verde, Cultura, Deportes, el edificio principal… En fin, en toda la administración local, aunque dudo que alguno de ellos les cuente lo que ocurre, porque, si no da con los afectados en sí, dará con algún siervo del régimen o, por el contrario, con algún pobre abducido bajo la política del miedo implantada por Hernández Mateo, poniendo «castigos ejemplares» para meter el miedo en el cuerpo. Éstas son las dos caras de una misma moneda: la de un alcalde que se presenta al pueblo como un «campechano» y el alcalde que, como dice la canción, «cualquier tiempo pasado nos parece mejor».
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